Gestos y Símbolos de la Celebración Eucarística
El Agua
El agua es
una realidad que ya humanamente tiene muchos valores y sentidos:
Sacia la
sed, limpia, es fuente de vida, origina la fuerza hidráulica...También nos
sirve para simbolizar realidades profundas en el terreno religioso la pureza
interior, sobre todo. Por eso se encuentran las abluciones o los baños sagrados
en todas las culturas y religiones (a orillas del Ganges para los indios, del
Nilo para los egipcios, del Jordán para los judíos).
Para los
cristianos el agua sirve muy expresivamente para simbolizar lo que Cristo y su
salvación son para nosotros: Cristo es el 'agua viva' que sacia definitivamente
nuestra sed (coloquio con la samaritana: Jn 4); el agua sirve también para
describir la presencia vivificante del Espíritu (Jn 7, 37-39) y para anunciar
la felicidad el cielo (Apoc 7, 17; 22, 1).
En nuestra
liturgia es lógico que también se utilice este simbolismo. A veces se usa el
agua sencillamente con una finalidad práctica: por ejemplo en las abluciones de
las manos después de ungir con los Santos Oleos o de los vasos empleados en la
Eucaristía. Otras veces un gesto que en su origen había sido 'práctico' ha
adquirido ahora un simbolismo: como la mezcla del agua en el vino, que en
siglos pasados era necesario por la excesiva gradación del vino, y que luego
adquirió el simbolismo de nuestra humanidad incorporada a la divinidad de
Cristo.
Pero el agua
tiene muchas veces un sentido simbólico: lavarse las manos para indicar la
purificación que el sacerdote más que nadie necesita, o lavar los pies para
expresar la actitud de servicio. Sobre todo el agua nos hace celebrar
significativamente el Bautismo con el gesto de la inmersión en agua (bautismo
significa inmersión' en griego): porque es un sacramento que nos hace
sumergirnos sacramentalmente en Cristo, en su muerte y resurrección, y nos
engendra a la vida nueva. La aspersión de la comunidad con agua en la Vigilia
Pascual, o en el rito de entrada de la Eucaristía dominical, o el santiguarse
con agua al entrar en la Iglesia, son recuerdos simbólicos del Bautismo.
También el hecho de las casas (de las casas, de los objetos, de las personas) o
el gesto de aspersión en las exequias se realicen con agua, quiere prolongar el
simbolismo purificador y vitalizador del Bautismo.
En el rito
de la Dedicación de iglesias se asperjan con agua las paredes, el altar y
finalmente el pueblo cristiano: siempre con la misma intención 'bautismal', que
coenvuelve a las personas, al edificio y a los objetos de nuestro culto. Todo
queda incorporado a la Pascua de Cristo. Otro significado del simbolismo del
agua es su cualidad de apagar la sed del hombre. Sed que no es sólo material,
sino que muy expresivamente puede referirse s los deseos más profundos del ser
humano: la felicidad, la libertad, el amor, etc.
HERMANO + HERNANDO
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM