En el Maestrazgo seguimos con las jornadas medievales, los Hermanos, Hermanas y Postulantes de la Orden seguimos aprendiendo el arte de la esgrima , el tiro con arco y ahora también nos iniciamos en el arte de la lucha , la defensa personal , en las filas de la Orden tenemos Maestros de estas diferentes modalidades que en antaño usaban nuestros Hermanos Mayores los guerreros Templarios.
E incluso los hijos e hijas de Hermanos, Hermanas y Postulantes ya les inculcamos dichas artes.
TIRO CON ARCO
Esta vez os hablare de la historia de las espadas de mano y media:
Las Espadas de Mano y Media, También conocidas como Espadas
Bastardas, son una evolución de la Espada Medieval típica concebida para hacer
frente al mayor grado de protección que conceden las armaduras.
Hay que empezar aclarando que dentro de la denominación de
Espada de Mano y Media hay dos grandes clases diferenciadas. La primera
variante es la de las armas protagonistas de éste articulo, de hoja larga y
empuñadura para las dos manos que también se conocían como Espadas de Guerra o
Espadas largas y la segunda clase
distingue a unas espadas con hojas más cortas, de alrededor de 80-85cm, y
empuñadura para una mano y media, que eran las conocidas como espadas
Bastardas. Todos estos nombres denominaban una serie de modelos de espadas con
características y función similares, y las distinguen de las que se usaban a
una mano, o de otros modelos que también se usaban a dos manos más grandes aún
que las Mano y Media, como los Claymores escoceses, Montantes y Mandobles.
Estos últimos tipos de armas poseían una masa, peso y
longitud que hacía necesario el uso de las dos manos para poder manejarse,
mientras que las Espadas de Mano y Media podían usarse indistintamente con una
sola mano o con las dos, al menos en teoría. Digo en teoría porque estos tipos
de espada existieron durante varios siglos y con hojas de diferente forma, y en
muchos casos el propio diseño del arma y su equilibrio pensado para potenciar
la fuerza del corte, prácticamente impedían el uso fluido con una sola mano. Ya
en el siglo XV, habiéndose generalizado las hojas más puntiagudas, en todos los
manuales históricos en los que se enseña el manejo de estas armas puede verse
que el empuña miento es indistinto a una o dos manos (aunque con mucha
preferencia por el agarre doble) y un nuevo tipo de agarre denominado a Media
Espada en el que se coloca una mano en
la empuñadura y otra en el tercio fuerte o medio de la hoja, para facilitar la
estocada y la lucha muy de cerca con armas de esta longitud y, generalmente,
armadura.
DEFENSA PERSONAL
Seguimos:Una Espada de Mano y Media es un arma de hoja recta y doble
filo, cruz más amplia que en el caso de las Espadas Medievales a una mano y
empuñadura que permite normalmente acomodar las dos manos. La longitud de las
hojas suele estar entre los 85cm y los 105cm, y el arma mide en su totalidad
entre 1,08 y 1,30m, situándose el peso entre el Kilo trescientos gramos y poco
más de dos Kilos en determinados ejemplares destinados casi exclusivamente a
usarse contra los arneses de placas. Los pomos solían tener forma de disco
plano en las espadas más antiguas o de hojas claramente orientadas al corte
sobre la estocada, y en forma de pera (piriformes), higo o cilindro facetado en
las versiones posteriores puesto que, aparte de su función de contrapeso y
sujeción, en estos casos deben servir para ampliar el agarre en la medida de lo
posible y de forma cómoda, además de para impulsar las estocadas y facilitar
una esgrima más fluida. La Empuñadura, siempre de perfil ovoidal, podía ser
recta, más gruesa en su parte central o con forma de botella, que era la más
usada. Las guardias solían ser básicamente rectas en sus principios, una simple
barra de acero sin aristas, pero evidentemente existen infinidad de variaciones
con arriaces curvos y adornados que se van complicando a medida que avanzamos
en el tiempo. Al final del siglo XV y en el XVI se dotaba a las guarniciones de
unos anillos laterales que protegían con mayor efectividad la mano del
Guerrero, y otros anillos dispuestos encima de la cruz para proteger los dedos,
pues en determinadas técnicas se podía poner alguno encima del arriaz, para un
mayor control de la estocada, por ejemplo.
Sin embargo, fueron las hojas las que más cambiaron con el
paso de los años, de exactamente la misma manera que sucedió con las espadas de
una mano. La Espada de Mano y Media apareció tan pronto como el siglo XIII, y
se continuó usando hasta principios de XVII, pero su época de esplendor fueron
los Siglos XIV y XV. En el XIII se extendió su uso en toda Europa, normalmente
acompañando a los caballeros, que seguían llevando al cinto la Espada a una
Mano mientras portaban la Larga colgada de la silla del caballo (por esto
mismo, en ocasiones se las denominó espadas de Arzón), hasta que, ya a
principios del Siglo XIV, la Espada de Mano y Media sustituyó a la Espada
Medieval como arma principal de los caballeros, y se generalizó su uso,
despreciando a partir de ese momento el uso del escudo en favor de la
protección que brindaban las cada vez más perfeccionadas armaduras. Durante
todo este tiempo, y como antes decía, la hoja de las espadas evolucionó de
forma paralela a las armas de una mano, y por los mismos motivos. En un
principio estas armas tenían hojas que estaban diseñadas preferentemente para
cortar, con una anchura respetable, que apenas disminuía hacia la punta, y una
masa considerable que las dotaba junto a un último tercio de hoja muy afilado,
de un enorme poder de corte y contundencia.
Con la llegada de las armaduras de placas, se hizo más
secundario el poder de corte a la vez que se hacía necesario un poder de
penetración capaz de reventar las anillas de las cotas de mallas, y penetrar
entre las placas de las corazas, por lo que las hojas se afinaron y se
fabricaban con un perfil de diamante o romboidal (de cuatro mesas) o de
hexágono achatado (de seis mesas) a diferencia del lenticular anterior. Las
espadas seguían teniendo un fuerte y ancho recazo, pero la hoja se estrechaba a
medida que transcurría hacia la punta, hasta acabar en una punta bastante
estrecha y fina, muy aguda y rígida. Este modelo de hojas hacía ganar agilidad
y poder de penetración a la espada, mientras le restaba contundencia y poder de
corte.
Éstas son las armas que nos encontramos reflejadas en los
tratados de esgrima de Mano y Media, cuya amplitud de técnicas y movimientos se
hace posible merced a la manejabilidad general y versatilidad de este tipo más
evolucionado de espadas.
Más tarde, ya en los albores del siglo XVI, las Espadas
bastardas se volvieron a dotar de hojas anchas y cortantes, a la vez que se
perfeccionaban sus guarniciones para incrementar la protección de las manos, y
todo esto a causa de la entrada en juego de la Pólvora.
ESGRIMA
Por ultimo: Las armas de fuego terminaron por convertir en obsoleta la
armadura, y por tanto ésta comenzó a escasear en el campo de batalla, al menos
en sus modelos más completos, por lo que el soldado común se volvió a hacer más
vulnerable ante un ataque cortante, al mismo tiempo que el atacante era más
sensible a los golpes y pequeños cortes en las manos, razones ambas de ésta
última evolución de la Espada de Mano y Media.
Se trata, de nuevo, de hojas bastante rígidas y pesadas, con
un perfil de hexágono achatado acanaladura muy estrecha y corta, sin pasar
apenas del primer tercio de la hoja, y generalmente acompañada de otras dos
situadas a los lados y de la longitud del recazo, solamente. Estas hojas apenas
tienen estrechamiento distal, y son casi tan anchas en la punta como en la
base, lo que indica, junto a su robusta arquitectura, que se las ha dotado de
una contundente capacidad de corte.
Asimismo, como se mencionaba antes, los arriaces comienzan a
complicarse, y verse dotados de anillas laterales para proteger la mano y
anillas paralelas a la hoja para proteger los dedos que pudieran situarse en
esta al empuñar el arma, aumentando el peso total del arma al mismo tiempo que
salvaguardan las manos del esgrimidor. Lo últimos ejemplares de ésta longeva
familia, fueron los más espectaculares, merced a la sempiterna evolución.
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM