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martes, 15 de noviembre de 2016

LOS CISTERCIENSES

Los cistercienses son los llamados monjes constructores y juntamente con la Orden del Temple y los Hospitalarios de San Juan, colonizan los territorios recién conquistados al Islam, extendiendo el estilo constructivo de la Borgoña durante la transición del Románico al gótico. Su influencia sobre el gótico catalán es muy importante y también sobre el propio concepto de la arquitectura.
La Orden Cisterciense surge como reacción a la opulencia y soberbia de Cluny. Los reformadores salen de los cluniacenses para formar la orden del Cister. Los monjes de San Bernardo fueron la orden de constructores de Iglesias y templos, caracterizándose por su ausencia de adorno y porque la majestuosidad y espiritualidad se obtiene por la sabia y acertada utilización del espacio, la armonía y la luz. Por tanto, representa una depuración y un retorno a la simplicidad de los primeros cristianos. En las siguientes normas internas, (1134-1213) se reglamentan los aspectos referidos a tipos de construcción, pintura, escultura, objetos litúrgicos, sepulturas...

Los orígenes del movimiento se remontan a la fundación del monasterio de Molesmes por Robert de Champagne (1028-1111) que quería llevar una vida más austera, sin servidores ni posesiones feudales, y un retorno al trabajo manual. Por ello se fue a vivir entre un grupo de ermitaños al bosque de Molesmes (1075). Pronto llegaron las donaciones y se incrementa el número de monjes; en 1098, Robert acompañado de 21 monjes dejan Molesmes para fundar un "nuevo monasterio" a unos 20 Km de Dijon, en un lugar inhóspito y solitario, de nombre Cistertium (en latín) y Cîteaux (en francés), i de aquí Cister. Los cistercienses adoptaron el hábito blanco, de ahí el nombre de "monjes blancos" en oposición a los monjes negros de Cluny. De hecho era un color crudo, al considerar que teñir la tela era ya un lujo superfluo.

La regla de San Benito es, en su origen, un conjunto de normas para la vida monástica, adaptable a diversos monasterios. Los cistercienses buscan lugares apartados de las rutas de los peregrinos, en plena naturaleza, como en Esporles, cuando todavía era un bosque.
La regla de San Benito es, en su origen, un conjunto de normas para la vida monástica, adaptable a diversos monasterios. Los cistercienses buscan lugares apartados de las rutas de los peregrinos, en plena naturaleza, como en Esporles, cuando todavía era un bosque.

El nivel de instrucción de los monjes es elevado, lo que unido a su laboriosidad les permite convertir a sus granjas y explotaciones agrícolas en las más productivas de la edad media. También eran expertos en piscicultura, deforestación y aprovechamiento y canalización del agua, molinos...Su misión dentro de la cristiandad no era la conquista, sino la repoblación, de ahí su estrecha relación con las órdenes del Temple y Hospitalaria.
Por ejemplo, la Orden de Calatrava estaba bajo la autoridad del abad cisterciense de Morimond (Francia) y el Gran Prior de Montesa (orden que heredó las posesiones del Temple en Valencia) era siempre un monje de Santas Cruces. En Portugal, la Orden de Cristo (sucesora del Temple) y la de Aviz también estaban relacionadas con el Cister.

En el año 1666 se escinde una parte del Cister para fundar la orden Trapense. En Mallorca solo quedan los restos de La Trapa, el monasterio trapense de la Sierra de Mallorca, actualmente adquirido por el G.O.B. (Grupo d'Ornitologia Balear).
Monasterio de Secar de la Real, originalmente construido por los cistercienses pero del que poco queda de su estilo tras la reforma del  XVII.

Normas
A- Ninguno de nuestros monasterios debe ser construido en ciudades, castillos o aldeas, sino en lugares apartados del movimiento de los hombres.

B- Los paños del altar y las vestiduras de los ministros no deben de ser de seda, a excepción de la estola y el manípulo. La casulla debe ser de un solo color. Todos los ornamentos del monasterio... no han de ser ni de oro no de plata, ni de piedras preciosas, excepto el cáliz y la fístula que pueden ser sólo plateados o dorados, pero no de oro.

C- Prohibimos que en nuestras iglesias o en cualesquiera otras dependencias del monasterio sean hechas esculturas o pinturas, porque mientras se presta atención a semejantes cosas muchas veces se descuida el provecho de una buena meditación o la disciplina de la seriedad religiosa. Sin embargo, tenemos cruces pintadas que son de madera.
D- Las letras deben ser de un solo color y sin pintar. Los vidrios serán blancos y sin cruces ni pinturas.
Cap. XVI: No se construirán torres de piedra para las campanas. Los edificios de extramuros serán derribados.

E- año 1180. En nuestros oratorios no serán sepultados ni reyes, ni reinas, ni obispos; si lo prefirieran, abades o también los antedichos podrán serlo en las salas capitulares.

F- año 1194: Las lápidas colocadas encima de los túmulos de los difuntos deberán ser allanadas al nivel del suelo, para que no resulten un estorbo para los transeúntes.

Como vemos, existe una fuerte resistencia del románico catalán a desaparecer, unida a un gótico borgoñón que, al contrario del de l'Ille de Francia, mantiene la tradición tardo romana. Los edificios son aún sólidos y no demasiado elevado.

Las características de la arquitectura del Cister son
 
- Ordenación racional del espacio con el mínimo de elementos necesarios.

- Poca diferencia de altura entre las naves central y laterales. Ausencia de arbotantes y triforios.
- Iglesia de planta en cruz latina y ábside rectangular. El crucero anexo o rodeado del resto de servicios claustrales.

- Bóvedas de crucería descansando sobre ménsulas en el muro. Los arcos, por tanto, no están conectados con el suelo, pero siguen siendo arcos de diafragma (que van de muro de carga a muro de carga.).

Con todo ello, podemos ahora realizar una visita a un monasterio cisterciense y distinguir aquellos elementos o detalles que no encajan con el espíritu de la orden. Esto es importante en monasterios o iglesias que hayan sido construidos por el Cister y que con el tiempo, pasaron a manos de otras órdenes, como el Monasterio de Secar de la Real, en las afueras de Palma de Mallorca. Allí podemos constatar que la mayoría de adornos y tallas, aún siendo de factura sobria, evidentemente no corresponden a la época cisterciense, como tampoco la aguja del campanario, o en todo caso, a una fase tardía de relajación de las normas. Una vez más, los documentos históricos son una herramienta esencial para entender los edificios de piedra.

 NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM