Jaime I de Aragón
Rey de Aragón, Mallorca, Valencia y Conde de Barcelona
Retrato de Jaime I
1213 - 27 de julio de 1276
Predecesor: Pedro II.
Sucesor: Pedro III Coronación: Lérida,
jurado por la Cortes en (1214) (Rey de Aragón).
Otros títulos: Vizconde de
Carladés, Barón de Omeladés, Conde de Urgel (1231-1236), Vizconde de Fenolleda
(hasta 1258).
Nacimiento: 2 de febrero de (1208) Montpellier.
Fallecimiento: 27
de julio de (1276) (68 años) Alcira.
Entierro: Sepulcros Reales del monasterio de Poblet Consorte:Leonor de Castilla Violante de
Hungría.
Descendencia: - Pedro
- Jaime
Casa Real: Casa de Aragón.
Padre: Pedro II de Aragón.
Madre:
María de Montpellier.
Jaime I de Aragón recibiendo del obispo y jurista Vidal de
Canellas los Fueros de Aragón ante otros magnates eclesiásticos. Inicial
miniada N del Vidal Mayor, primera compilación de los fueros aragoneses. El
texto en aragonés comienza:
Nos, don Iavmes, por la g[rat]ia de Dius Rey d'Aragon et de
Maillorgas et de Valencia, conte de Barcelona et de Urgel et seynor de
Montpesler.
'Nos, Don Jaime, por la gracia de Dios Rey de Aragón y de
Mallorca y de Valencia, Conde de Barcelona y de Urgel y Señor de Montpellier'.
Jaime I de Aragón (Montpellier, 2 de febrero de (1208) –
Alcira, 27 de julio de 1276) fue rey de Aragón (1213–1276), de Valencia
(1239–76) y de Mallorca (1229–1276), conde de Barcelona (1213–1276), señor de
Montpellier (1219–1276) y de otros feudos en Occitania.
Juventud
Hijo de Pedro II el Católico y de María de Montpellier, era
el heredero de dos importantes linajes: la Casa de Aragón y el de los
emperadores de Bizancio, por parte de su madre. Tuvo una infancia difícil. Su
padre, que acabaría repudiando a la reina, sólo llegó a concebirlo mediante
engaño de algunos nobles y eclesiásticos que temían por la falta de un sucesor,
y la colaboración de María, haciendo creer a Pedro que se acostaba con una de
sus amantes. Estas circunstancias produjeron el rechazo de Pedro II hacia el
pequeño Jaime, a quien no conoció sino a los dos años de su nacimiento.1 A esa
edad, el rey hizo un pacto matrimonial para entregar a su hijo Jaime a la
tutela de Simón, Señor de Montfort, para casarlo con la hija de éste, Amicia,
para lo cual el niño iba a ser recluido en el castillo de Carcasona hasta los
18 años.2
A la muerte de su padre, durante la cruzada albigense, en la
batalla de Muret (1213), Simón de Montfort se resistió a entregar a Jaime a los
aragoneses hasta después de un año de reclamaciones y sólo por mandato del papa
Inocencio III. Durante su minoría de edad, estuvo bajo la tutela de los
caballeros templarios en el castillo de Monzón, habiendo sido encomendado a
Guillem de Mont-Rodon,3 junto con su primo de la misma edad, el Conde de
Provenza Ramón Berenguer V. Mientras, actuaba como regente del reino el conde
Sancho Raimúndez, hijo de Petronila de Aragón y Ramón Berenguer IV y tío abuelo
de Jaime. Heredó el señorío de Montpellier a la muerte de su madre (1213).
Huérfano de padre y madre, tenía unos 6 años cuando fue
jurado en las Cortes de Lérida de 1214. En septiembre de (1218 ) se celebraron
por primera vez en Lérida unas Cortes generales de aragoneses y catalanes, en
las cuales fue declarado mayor de edad.
En febrero de (1221) se desposó en la Catedral de Tarazona
con Leonor de Castilla, hermana de Doña Berenguela y tía de Fernando III de
Castilla. Anulado su primer casamiento por razón de parentesco, contrajo
segundo matrimonio con la princesa Violante (8 de septiembre de (1235), hija de
Andrés II, rey de Hungría. Por el testamento de su primo Nuño Sánchez, heredó
los condados de Rosellón y Cerdaña y el vizcondado de Fenolleda en Francia
(1241).
Reinado
Jaime I de Aragón, el Conquistador. Se trata de una
representación idealizada, pues porta la cimera del Rey de Aragón, que es
anacrónica, ya que fue una innovación heráldica del siglo XIV de Pedro IV el
Ceremonioso.
Durante los quince primeros años de su reinado, mantuvo
diversas luchas contra la nobleza aragonesa, que incluso llegó a hacerle
prisionero en (1224). En 1227 afrontó un nuevo alzamiento nobiliario aragonés,
dirigido por el infante Fernando, tío del rey, que terminó, gracias a la
intervención papal a través del arzobispo de Tortosa, con la firma de la
concordia de Alcalá (marzo de 1227).
Este tratado marcó el triunfo de la monarquía sobre los
levantiscos nobles, dándole la estabilidad necesaria para iniciar las campañas
contra los musulmanes. Esta estabilidad logró el apaciguamiento de las
reclamaciones de la nobleza.
Conquista de Mallorca
Ante los ataques de los piratas mallorquines, los mercaderes
de Barcelona, Tarragona y Tortosa pidieron ayuda al monarca para acabar con la
amenaza. Así, en una reunión de Barcelona (diciembre de 1228) le ofrecieron sus
naves, mientras que los nobles catalanes acordaron participar en la empresa a
cambio del botín y dominios territoriales. En otra reunión en Lérida, los
nobles aragoneses aceptaron las mismas condiciones, pero sugirieron al rey que
la empresa se dirigiera contra los musulmanes de Valencia, por lo que su
participación no sería significativa.
Aunque un grupo de caballeros aragoneses tomó parte en la
campaña debido a sus obligaciones con el rey, la conquista de Mallorca sería
una empresa fundamentalmente catalana (catalanes serían también posteriormente
la mayoría de sus repobladores). El 5 de septiembre de (1229), la escuadra
catalana, compuesta por 155 naves, 1.500 caballeros y 15.000 soldados, zarpó de
Tarragona, Salou y Cambrils,4 para conquistar Mallorca a Abú Yahya, el
gobernador almohade semiindependiente de la isla.
Las tropas aragonesas desembarcaron en Santa Ponsa y
vencieron a los musulmanes en la batalla de Portopí (13 de septiembre de 1229).
Los musulmanes se refugiaron tras las murallas de Palma (Madina Mayurqa) y
crucificaron a varios soldados aragoneses a la vista de las tropas de Jaime.
Éstas poco después tomaron y pasaron a cuchillo a la población de la ciudad
(diciembre de 1229) y se apoderaron de la isla en pocos meses, salvo un pequeño
núcleo de resistencia musulmana que logró mantenerse en la sierra de Tramontana
hasta (1232). Los pobladores musulmanes huyeron a África o fueron esclavizados,
mientras que la isla fue repoblada con catalanes.
Conquista de Menorca
El monarca aragonés se vio incapacitado para conquistar
Menorca a causa de las divisiones internas dentro de su ejército por el botín y
la reducción de su ejército debido a unas malas decisiones; aún así, el monarca
consiguió sobre Menorca un vasallaje, rubricado por el tratado de Capdepera,
por el cual los musulmanes menorquines aceptaron su soberanía (1231). El
vasallaje sobre Menorca sería transferido al reino de Mallorca como parte del
testamento de Jaime I. Alfonso III de Aragón conquistaría de forma efectiva
esta isla, después de la capitulación de Abû ‘Umar (1287). Fue repoblada por
catalanes, aunque quedó una abundante población musulmana, que más tarde fue
desterrada.
Conquista de Ibiza y Formentera
Por último, cedió la sumisión de Ibiza y Formentera a la
alta aristocracia catalana (Guillermo de Montgrí, arzobispo de Tarragona, y su
hermano Bernardo de Santa Eugenia), que la hizo efectiva en (1235). La isla se
repobló con campesinos de Ampurias (1236).
Conquista de Valencia
La Conquista de Valencia por el rey Jaime I, a diferencia de
la de Mallorca, fue hecha con un importante contingente de aragoneses. De
hecho, en (1231), Jaime I se reunió con el noble Blasco de Alagón y el maestre
de la Orden Militar del Hospital en Alcañiz para fijar un plan de conquista de
las tierras valencianas. Blasco de Alagón recomendó asediar las poblaciones en
terreno llano y evitar las fortificadas. Sin embargo, lo primero que se tomó
fueron dos enclaves montañosos: Morella, aprovechando Blasco la debilidad de su
gobierno musulmán; y Ares, lugar cercano a Morella tomado por Jaime I para
obligar a Blasco de Alagón a que le entregara Morella. La conquista de lo que
posteriormente se convertiría en el reino de Valencia comienza en (1232), con
la toma de Morella. En (1233) se planea la campaña en Alcañiz, que constaría de
tres etapas:
• La
primera etapa empieza con la toma de Burriana en (1233) y Peñíscola.
• La
segunda etapa se dirige al sur llegando hasta el Júcar, en la ciudad de Alcira
donde se encontraba el único puente de toda Valencia que cruzaba el Júcar. El
30 de diciembre de (1242) fue conquistada esta villa, permitiendo así la
definitiva conquista del Reino de Valencia.
• La
tercera etapa abarca desde (1243 a 1245), llegándose a los límites estipulados
en el tratado de Almizra en (1244), firmado entre Jaime I y el infante Alfonso
(futuro Alfonso X de Castilla) para delimitar las áreas de expansión sobre
territorio musulmán entre Castilla y la Corona de Aragón. Las tierras al sur de
la línea Biar-Villajoyosa quedaron reservadas para Castilla (incluyendo el
reino de Murcia), incorporándose al reino de Valencia por Jaime II de Aragón
tras las Sentencias arbitrales de Torrellas (1304) y el tratado de Elche
(1305).
En esta última etapa y en los años siguientes, Jaime I tuvo
que hacer frente a diversas revueltas de la población mudéjar, encabezadas por
el caudillo al-Azraq.
Jaime I obtuvo un gran triunfo sobre la nobleza aragonesa al
convertir las tierras conquistadas en Valencia en un reino diferenciado, unido
a la Corona de Aragón (1239), respetando sus usos y costumbres y estableciendo
los Fueros de Valencia els Furs. La creación del reino provocó una iracunda
reacción de la nobleza aragonesa, que veía así imposibilitada la prolongación
de sus señoríos en tierras valencianas.
Política ultra-pirenaica
Mediante el tratado de Corbeil (1258) Jaime finalizó las
pretensiones sobre Occitania de los antiguos condes de Barcelona. En
contrapartida, San Luis de Francia renunciaba a sus derechos, como descendiente
de Carlomagno, sobre los condados catalanes, herederos de la Marca Hispánica.
Jaime I estuvo presente en el Segundo Concilio Lugdunense,
que se celebró en la catedral de Lyon, entre el 7 de mayo y el 17 de julio de
(1274).El concilio deliberó sobre la preparación de una nueva cruzada
centrándose en los aspectos financieros de la misma, para lo cual se decidió
que durante seis años un diezmo de todos los beneficios de la cristiandad
deberían destinarse a la cruzada. Jaime I se mostró partidario de iniciarla
inmediatamente pero al oponerse los Templarios no se tomó ninguna decisión.
Ante las indecisiones de los demás asistentes a la asamblea canónica, Jaime I
se despidió del Santo Padre, abandonó la reunión con los miembros de su séquito
y les dijo: "Barones, ya podemos marcharnos: hoy a lo menos hemos dejado
bien puesto el honor de España".
Conquista del reino de Murcia
Castilla había sometido Murcia a vasallaje (1243), pero los
murcianos se rebelaron contra Castilla con el apoyo del Reino nazarí de Granada
y los gobernantes del Norte de África (1264). La reina Violante (esposa de
Alfonso X el Sabio) pidió ayuda a su padre Jaime I. Entonces, tropas de la Corona
de Aragón mandadas por el infante Pedro (el futuro Pedro III el Grande)
conquistaron a Muhammad ibn Hûd Biha al-Dawla el reino de Murcia (1265-66),
dejando después a más de 10.000 aragoneses y catalanes en Murcia. En efecto,
hay que recordar que según las condiciones del tratado de Almizra (1244),
Murcia pertenecería a Castilla.
Últimos años
En septiembre de (1269) salió de Barcelona con su armada
para una expedición a Tierra Santa, pero dispersadas sus naves por las
tormentas, tuvo que desembarcar en Aigües-Mortes, cerca de Montpellier, y hubo
de renunciar a aquella empresa.
Tras un reinado de sesenta y tres años, murió en Alcira
(Valencia) el 27 de julio de (1276). En el trance de su muerte, en la
residencia real de esta ciudad, y como había dispuesto, Don Jaime fue
amortajado con los hábitos del císter.
Los restos mortales del rey permanecieron depositados en
Santa María de Valencia hasta mayo de (1278), en que fueron trasladados al
monasterio de Poblet para su sepultura definitiva. No obstante, tras la
desamortización de Mendizábal, el monasterio quedó abandonado y el cadáver de
Jaime I fue trasladado en (1843) a Tarragona, donde le fue construido un
panteón en la parte posterior de la catedral, que fue inaugurado en (1856). En
(1952), los restos de Jaime I fueron restituidos a Poblet.6
Dictó su biografía (y primera de las cuatro grandes crónicas
reales en catalán), denominada "Llibre dels fets".
Descendencia y herencia
De su primera mujer, Leonor, tuvo a:
1 Alfonso
de Aragón y Castilla (1222-1260), casado con Constanza de Montcada, hija de
Gastón VII de Bearne.
De su segunda esposa, Violante de Hungría, tuvo a:
2 Pedro
(futuro Pedro III el Grande), que le sucedió en los reinos de Aragón, Valencia
y en los condados catalanes.
3 Jaime
(futuro Jaime II de Mallorca), que heredó el reino de Mallorca, que comprendía
las islas Baleares —Mallorca, Menorca (todavía bajo el poder de un soberano
musulmán aunque tributaria desde (1231), Ibiza y Formentera—, los condados del
Rosellón y la Cerdaña y los territorios que el Conquistador conservaba en
Occitania (el señorío de Montpellier, el vizcondado de Carlades, en Auvernia, y
la baronía de Omelades, contigua a Montpellier).
4 Fernando
(1245-1250), que murió niño.
5 Sancho
(1250-1275), arcediano de Belchite, abad de Valladolid y arzobispo de Toledo,
falleció prisionero de los moros granadinos.
6 Violante
de Aragón (1236-1301), mujer de Alfonso X el Sabio.
7 Constanza
de Aragón (1239-1269), esposa del infante castellano Don Manuel, hermano de
Alfonso X el Sabio.
8 Sancha,
que se hizo monja y murió en Jerusalén.
9 María
(1248-1267), religiosa también.
10 Isabel (1247-1271),
esposa de Felipe III el Atrevido, hijo de San.
11 Luis de
Francia.
Tradicionalmente se ha considerado que fue el deseo de
Violante de conseguir buenas herencias para sus hijos el motivo por el que
Jaime I procedió a la partición de sus reinos. Sin embargo, parece tener más
sentido la concepción patrimonial de los reinos que tenía el rey. Así, hizo un
primer reparto en su testamento de (1241). Según este testamento, el
primogénito Alfonso heredaría Aragón y Cataluña, y Pedro, hijo de Violante, Valencia,
las islas Baleares, el Rosellón, la Cerdaña y las posesiones occitanas. Dos
años después, un nuevo testamento introduce a su tercer hijo en el reparto.
Cataluña pasa de Alfonso a Pedro, el cual cede las islas Baleares, Rosellón,
Cerdaña y las posesiones occitanas a Jaime. Nuevo testamento en (1248),
incluyendo en el reparto al nuevo hijo, Fernando. A la muerte de Alfonso
(1260), otorgó nuevo testamento (1262), el cual daría la configuración
definitiva de la herencia.
Tras la muerte de Violante (1253) el rey se lanzó a una
carrera de amoríos, teniendo múltiples hijos. De Teresa Gil de Vidaure tuvo a
Jaime, señor de Jérica, y a Pedro, señor de Ayerbe. De sus relaciones amorosas
con Blanca de Antillón nació Fernán Sánchez, a quien dio la baronía de Castro;
Con Berenguela Fernández tuvo a Pedro Fernández, señor de la baronía de Híjar,
mientras que con Berenguela Alfonso, hija del infante Alfonso de Molina, no
tuvo descendencia. Estos bastardos reales fueron el origen de algunas de las
más importantes casas nobiliarias de Aragón y Valencia.
Valoracion
El reinado de Jaime I marcó el nacimiento de una conciencia
territorial en los distintos reinos de la Corona de Aragón, especialmente en
Aragón, Reino de Valencia y en Cataluña. Dos son los factores que contribuyeron
a este hecho: la normalización del Derecho y la transformación de las Cortes en
un órgano reivindicativo y representativa de la voluntad del reino, actúan como
catalizadores de la creación de una conciencia diferenciadora de cada
territorio. Los Fueros de Aragón se promulgaron en las cortes de Huesca (1247),
sustituyendo a los diferentes códigos locales del reino. Los Usatges de
Barcelona, gracias a la protección real, se extendieron por todos los condados
catalanes (mediados del siglo XIII). La situación en Valencia fue diferente,
puesto que la oposición de la nobleza aragonesa a la consolidación del reino
hizo que los fueros valencianos (Foris et consuetudines Valentiae), otorgados
por Jaime I en (1240) no triunfaran definitivamente hasta (1329). En1244),
Jaime I establece que el río Cinca sería la divisoria entre Aragón y Cataluña.
Desde entonces, las Cortes de cada territorio se reunieron de forma separada.
El reinado de Jaime I marcó también el desplazamiento del
centro de gravedad de la monarquía hacia la costa mediterránea. Así, la Corte y
la cancillería –base del actual Archivo de la Corona de Aragón– se
establecieron en Barcelona.
Elementos positivos a señalar
La conquista y creación de los reinos de
Mallorca y de Valencia.
El matrimonio del heredero de la Corona, Pedro,
con Constanza II de Sicilia, que daría un impulso definitivo a la expansión
mediterránea de la Corona de Aragón, una vez que la Reconquista en territorio
peninsular hubo concluido.
El impulso dado al comercio y a la política
norteafricana, incluyendo la redacción del Llibre del Consolat de Mar, primer
código de costumbres marítimas.
La protección dada a los judíos.
Las reformas monetarias, con la introducción del
grueso de Montpellier y la creación de monedas propias en los reinos de
Valencia y Mallorca.
La intervención en la normalización jurídica,
apoyando a figuras como Raimundo de Peñafort o Vidal de Canellas e impulsando
el Derecho romano.
El impulso dado a las instituciones generales
del reino, como las Cortes, y los ayuntamientos.
El progreso de las letras catalanas, con el rey
como protagonista del Llibre dels feits, primera gran crónica catalana medieval,
escrita en catalán del siglo XIV o dictada por el rey, en estilo
autobiográfico, en la que principalmente cuenta la conquista de Valencia,
Alcira y Murcia, algunas cortes convocadas y el apoyo que prestó a su hija
Violante en relación a la petición de colaboración para defenderse del rey moro
de Granada. Es muy interesante cómo recluta tropas de los ricoshombres de la
Corona de Aragón, desde Almenar, Tamarite y se dirige a Huesca para llegar al
Sur por Zaragoza y Teruel. Narra con agilidad la defensa de Villena y la
conquista de Murcia donde prevalece el respeto a la población y costumbres de
los "sarracenos" manteniendo las mezquitas y las costumbres, al mismo
tiempo que se refiere a la aljamía presente en la ciudad. Pide colaboración de
las gentes de Cataluña y de Aragón, primero para defender los intereses de su
hija, doña Violante y de sus nietos y al mismo tiempo para "salvar
España",7 porque si el rey moro de Granada puede con el rey de Castilla,
la tierra de España de las tierras de Aragón y Cataluña también pueden
peligrar. Es entrañable la descripción de la fiesta de Navidad que pasan juntos
en Barcelona el Rey Alfonso, su esposa, doña Violante y los hijos de ambos
acompañados por el abuelo llamado Jaime I, "Rey de Aragón y de Mallorca y
de Valencia, Conde de Barcelona y de Urgel y Señor de Montpellier".8 Es
curiosa la conservación del diptongo "ei", producido por la
vocalización de la velar del grupo "ct" en el título de la obra: la
palabra feits se escribe igual el ribagorzano actual pronuncia "feiz"
para la voz que el aragonés resuelve en la forma "feitos" y el
catalán moderno con el vocablo "fets". La infancia de Jaime I
transcurrió en el castillo de Monzón, junto al río Cinca, y es donde aprendió
el habla viva al cuidado del Maestre de la Orden del Temple. En su
autobiografía se aprecia una constante familiaridad con los cuatro brazos del
poder de Aragón y la amistad con que trata a "Pere de Muncada" que le
recluta caballeros en el territorio fronterizo entre Aragón y Cataluña de las
poblaciones de Almenar y Tamarite. La doble forma en que escribe el topónimo
Monzón es un vestigio de que tanto dominaba el habla viva de la zona en la
forma "Monço" como la forma catalana escrita con la grafía
"Muntsó" en el manuscrito que se conserva en la Biblioteca Nacional
de Madrid.
Elementos negativos a señalar
Es preciso advertir que el juicio histórico sobre Jaime I
depende del reino en el que se centra el historiador. Para los historiadores
aragoneses las conclusiones suelen ser negativas, aduciendo el carácter
patrimonial que dio a sus reinos, sin importarle repartir sus dominios entre
sus hijos. También es criticada la fijación de la frontera catalano-aragonesa
en el Cinca, lo que supuso la adjudicación final de Lérida a Cataluña y la
separación definitiva de Aragón y Cataluña en dos entidades con derecho y
Cortes diferentes, tras llevar cien años unidos. La expansión territorial
también es enjuiciada negativamente, puesto que con la conquista y creación de
los reinos de Mallorca y Valencia, la Corona se convirtió definitivamente en
una entidad de carácter confederal, con la monarquía como única institución
común y sin ninguna aspiración común entre los diversos reinos.
Del otro lado, para mallorquines y valencianos, la
valoración es completamente opuesta: Jaime I es un gran rey, el padre fundador
de los reinos, el creador de sus señas de identidad hasta nuestros días:
territorio, lengua, fueros, moneda, instituciones.
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM