Querido Gran Maestre y Hermanos, ya estamos en el Domingo de Ramos, día especial y propicio para disponerse a celebrar el mayor de los misterios de la vida cristiana.
Jesús no sólo nos revela el amor de Dios a nosotros, sino también
el rostro del Dios verdadero, que es en sí mismo Comunión de Amor: El Padre se
da al Hijo engendrándolo, y, juntos, donan el Espíritu Santo: este es el
corazón de la fe cristiana.
Esta Comunión de amor no solo se manifiesta a los hombres
por medio del Hijo, sino que se comunica realmente mediante la acción de Jesús
y del Espíritu Santo, y constituye el compromiso fundamental del cristiano:
construir en nuestro mundo el Reino de Dios, que es un Reino “de justicia, de
amor y de paz”.
Con el deseo de que este tiempo de silencio y oración nos sirva para releer el evangelio (¿qué me interpela?) y para celebrar la fe, os deseamos una entrañable Semana Santa. Un abrazo fraterno.
Fr. +++ Ricardo Villaplana
Gran Preceptor Nacional