Hoy hemos
recibido la noticia, de que Monseñor Sebastián Taltavull Obispo de Mallorca,
invitó a los Hermanos Templarios, que regentan el Comedor Social Tardor, a que
se presentaran en el Monasterio del Secar de la Real, para que propusieran el
uso, tal cual se ha hecho en el Hogar Inge, de unas 46 habitaciones para
personas que duermen por la calle o que no tienen domicilio donde poder
protegerse de esta Pandemia.
Se han
personado en el Monasterio y el rector del Monasterio del Secar de la Real, DON
MIGUEL DARDER les ha negado la entrada y la acción social que iban a realizar
allí, tratándoles de «Fantasmas» y todo tipo de insultos, que no se deben ni
repetir.
DON MIGUEL
DARDER, rector del monasterio del Secar de la Real, esos a los que usted llama
«fantasmas», están atendiendo las necesidades de miles de personas en Mallorca,
miles de personas que gracias a su labor pueden comer cada día, familias
enteras con menores y lactantes que ven una salida a sus problemas y muchos de
ellos pueden dormir bajo techo, aunque muchos de ellos seguirán sin él gracias
a su inmensa solidaridad, su capacidad de gestión ya quedó muy demostrada en
las fiestas de San Bernat, fiestas que han quedado prácticamente anuladas, como
así la existencia de cualquier actuación en pro de la sociedad y la cristiandad
de los Mallorquines.
Con su
gestión y proceder ya demostró usted en muchas ocasiones su talante, por ello y
por ser unos caballeros se ahorran cualquier descalificativo hacia su persona.
«Usted mismo se hace la fama, sólo resta dejarle hacer.»
«Nos
lamentamos de algo, que ya hizo en Palma de Mallorca media ciudadanía por su
gestión está de más, pensar que usted aprende de errores, una utopía y creer
que usted representa a nuestro Señor, una incoherencia y un imposible hasta en tiempos
de Pandemia.»
Por
último, los Caballeros Templarios no
quieren que olvide que al comulgar desde la Eucaristía, Jesús nos dice: “Antes
de acercarte a comulgar, ve y reconcíliate con tu prójimo, perdona y pide
perdón en Mi Nombre, y recién acércate a comulgar, porque Yo no me quedo en un
corazón enojado”.
“¡Ay de
ustedes!, porque no entran ni dejan entrar” (cfr. Lc 11, 47-54). Después de
desenmascarar la hipocresía de los fariseos, los religiosos de su época
–equivalentemente, son los sacerdotes o los laicos practicantes de la religión
en nuestros días-, Jesús lanza una dura y severa advertencia a los doctores de
la ley, es decir, a aquellos que presumen de conocer y practicar la ley de Dios
–equivalentemente, serían también los sacerdotes y los laicos que se jactan de
conocer los mandamientos, los preceptos de la Iglesia, las verdades de la
religión-.
El enojo de
Jesús se enciende ante la hipocresía farisaica, y ante la falsedad de los
doctores de la ley, hipocresía y falsedad motivadas por una sola causa: la
dureza de corazón para con el prójimo: “descuidáis la justicia y el amor de
Dios” (cfr. Lc 11, 42-46).
No les
reprocha Jesús su religiosidad, sino que les dice que hay que hacer una cosa
sin olvidar la otra: “Hay que practicar esto, sin descuidar aquello” (cfr. Lc
11, 42), pero lo que sucede es que lo que ellos olvidan, lo que ellos no
practican, esto es, la compasión, la misericordia, el perdón, el amor a Dios y
al prójimo, es lo esencial de la religión.
Si no existe
caridad, sino existe compasión, si no existe perdón, la religión se convierte
en un fraude a cara descubierta, en un latrocinio con los ojos abiertos, en una
falsificación infame que daña a quien practica esta religión falseada, y ofende
a Dios, Tres veces Santo, ante quien el engaño y la dureza de corazón no pueden
subsistir ni un instante.
“¡Ay de
ustedes!, porque no entran ni dejan entrar”. Un sacerdote que se olvida de la
compasión para con el más necesitado; una esposa que no perdone ni pida perdón
a su esposo -o al revés-; un hijo que niegue el saludo a sus padres –o al
revés-, un amigo que conserve rencor en su corazón, porque es incapaz de
perdonar, son merecedores del más severo reproche y de la más severa
advertencia por parte de Jesús en la Eucaristía: “¡Ay de vosotros, los encolerizados,
los inmisericordes para con vuestros prójimos, porque cuando comulgáis, ni
entráis en Mi Corazón, ni dejáis entrar a los demás! ¡Ay de vosotros, los
enojados, los rabiosos contra el prójimo, porque recibiréis la ira de mi Padre!
¡Ay de vosotros, porque habéis falseado la religión, olvidando y dejando de
lado el amor de Dios, que se ve en el amor al prójimo! ¡Ay de vosotros, los que
no perdonáis ni pedís perdón, porque así no entraréis en el Reino de los
cielos!”.
Por la parte
de los Templarios seguirán demostrando con hechos lo que dicen ser, trabajando
por amor a Dios y a los más necesitados, «a usted DON MIGUEL DARDER desearle
que la luz del Padre le muestre el camino y mucha suerte, con Dios en contra la
necesitará…»
35 «Porque
tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui
forastero, y me recibisteis;
36 estaba
desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis
a mí.»
37 Entonces
los justos le responderán, diciendo: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te
dimos de comer, o sediento, y te dimos de beber?
38 « ¿Y
cuándo te vimos como forastero, y te recibimos, o desnudo, y te vestimos?
39 « ¿Y
cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?»
40
Respondiendo el Rey, les dirá: «En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a
uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis.»
41 Entonces
dirá también a los de su izquierda: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno
que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles.
42 «Porque
tuve hambre, y no me disteis de comer, tuve sed, y no me disteis de beber;
43 fui
forastero, y no me recibisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo, y
en la cárcel, y no me visitasteis.»
44 Entonces
ellos también responderán, diciendo: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o
sediento, o como forastero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te
servimos?»
45 El
entonces les responderá, diciendo: «En verdad os digo que en cuanto no lo
hicisteis a uno de los más pequeños de éstos, tampoco a mí lo hicisteis.»
Fr. ++++José
Miguel de Nicolau y González
Gran Maestre
Internacional de la Orden SMOTH MIT
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM