Grande es la diferencia entre un hombre común y corriente a
un caballero, y es que el caballero, lo acepta todo como un desafío, mientras
que el hombre corriente lo resigna todo como una bendición o una maldición.
Un Caballero hasta en sueños vive en su afán, el anhelo
constante de salvaguardar su causa y su
credo, manteniendo la vigilia de su espada para no dejarse sorprender por el
enemigo silencioso.
Nunca detengas tu mirada hacia cada sueño, enfócate en la
justicia de los oprimidos y conocerás como combate un buen Caballero de la mano
de Dios.
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM