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lunes, 27 de abril de 2020

REFLEXIONES DEL MAESTRE


Hermano del Temple, considera lo que es el Corazón de María mirado con relación a los hombres, a quienes se propone como fin de su devoción. El es el objeto más amable, más tierno y afectuoso que puede imaginarse. Es el Corazón de aquella divina Señora, cuyo imperio se extiende sobre todas las criaturas, y a cuyo mandato se someten los cielos, la tierra y el mismo infierno.

Es el Corazón de la Madre más amante de sus hijos, por los cuales se ha sometido gustosa a las más dolorosas penas, y de quienes nunca se olvida, aunque sea Ella olvidada y ofendida. Es el Corazón de nuestra Abogada poderosa e interesada vivamente por nuestro bien, y de la que es nuestro consuelo y refugio. 
Este precioso Corazón es el manantial inagotable y la fuente perenne de la caridad, de la compasión, de la Misericordia, de la ternura que nos tiene la Santísima Virgen. Es también el centro de los inmensos dolores que padeció está divina Madre por la redención y salvación de los hombres. Y, finalmente, Él es el modelo con que debemos formar nuestro corazón, modelo de la humildad más profunda, de la pureza más angélica, de la más suave dulzura, de la Caridad más tierna, del amor más afectuoso, y de todas las demás virtudes.

De este Corazón, como de su fuente, nace la compasión que la mueve a consolar a los afligidos, dar salud a los enfermos, auxilio a sus devotos, y alegría a los tristes. Pondera aquí, Hermano Templario, los poderosos y eficaces motivos que deben despertar y fomentar en ti, como Templario, tu devoción al Inmaculado Corazón de María.

Fr. ++++  José Miguel de Nicolau y González

NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM