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miércoles, 15 de noviembre de 2017

PEÑISCOLA TEMPLARIA

Nuestro Hermano Fr.+ Jorge por tierras de Peñíscola. Peñíscola, remonta sus orígenes a la tribu ibera de los ilercavones. Más tarde pasaron por aquí fenicios, griegos,  cartagineses, musulmanes, romanos, estos últimos la llamaron paene+iscola "casi isla" que dará origen al nombre de Peñíscola.
Los cristianos de la época, solían repartirse las tierras antes de conquistarlas y es en 1146 cuando Ramón Berenguer IV conde de Barcelona y Príncipe de Aragón, hace donación del castillo de Peñíscola a su principal consejero de gobierno, Guillermo Ramón de Moncada. Sin embargo no será hasta 1233 cuando el rey Jaime I el Conquistador, tome por rendición la plaza de Peñíscola a los musulmanes. Ya en 1225 lo había intentado, vía militar, pero no lo pudo conseguir y hubo de esperar hasta 1233 para conquistar la plaza. En 1250 el rey Jaime I concedió Carta Puebla con fuero de Valencia. En 1286 el rey Alfonso el liberal hace donación del castillo y villa a don Artal de Alagón. Don Artal lo mantendrá en su poder hasta el 1293, año en que realiza un trueque con el rey de Aragón, Jaime II el Justo, pasando de nuevo a la Corona de Aragón. Un año más tarde en 1294 lo permuta a la Orden del Temple por la ciudad y alfoz de Tortosa.
El castillo que hoy conocemos, se empezó a construir en el año 1294, sobre la antigua fortaleza musulmana, y fue terminado doce años después en el año 1307, por los caballeros de la orden del Temple, es por tanto un castillo templario. El nuevo castillo fue construido durante el mandato del maestre de la Orden en Aragón, Berenguer de Cardona 1291 † Chipre 1307. En 1319 con la disolución de la orden del Temple, el castillo pasó a manos de la Orden de Montesa los cuales ampliaron la fortaleza. Mientras el castillo estuvo habitado por el Papa Luna, se añadieron nuevas construcciones, como la llamada "Torre del Papa Luna" y las estancias pontificias o palacio papal.
 
El castillo templario-pontificio de Peñíscola comparte con el Vaticano y el Palacio de los Papas de Aviñón el privilegio de haber sido Sede Pontificia; una de las tres que ha habido a lo largo de la historia. Y es que este Castillo y su habitante más famoso, Benedicto XIII (El Papa Luna), fueron protagonistas del llamado Cisma de Occidente.
En las murallas se distinguen tres zonas que corresponden a estructuras arquitectónicas y militares diferentes. El recinto amurallado dispone de tres puertas: Sant Pere (San Pedro) o del Papa Luna, Portal Fosc o de Felipe II y la puerta de Santa Maria, esta última del siglo XVIII. No se han encontrado trazas del castillo árabe ni de sus fortificaciones. De las obras medievales que conocemos destacan las que se construyeron en los siglos XIII y XV y que corresponden al actual castillo y a las murallas de las caras sur y este. Las murallas medievales del sur se elevaban unos 9 metros sobre el nivel del mar, formando un muro sobre la línea rocosa al borde mismo, con trazado poligonal y torreones cúbicos.
Puerta del Papa Luna Puerta del Papa Luna El Portal del Papa Luna (siglo XV), es un gran arco rebajado, en sillería, que en su dovela central luce el blasón en piedra de Pedro de Luna. Era el acceso a la fortaleza desde el mar, cuando las aguas llegaban al pie de la muralla y las barcas varaban en la misma rampa al pie de este portal. Lo mandó construir el Papa Luna en el 1414 y hasta el siglo XVIII ejerció su función, siendo en esta época cuando por motivos militares fue cegada esta entrada procedente del mar y se convirtió en una entrada más de tierra firme. Su arquitecto fue Filibert Bertalla.
La muralla renacentista de Peñíscola proyectada por J.B.Antonelli, se construye en el siglo XVI y constituye un importante ejemplo de arquitectura militar peninsular. Fueron construidas durante el reinado de Felipe II, como parte de la reordenación defensiva de la costa. A esta época pertenecen los sólidos baluartes estrellados y la adaptación para el fuego artillero.
Ya en el siglo XVIII el recinto amurallado tiene formado su configuración definitiva y actual. Las últimas obras de relevancia se realizaron en la segunda mitad del siglo XVIII, con la ampliación de las instalaciones para una guarnición más numerosa, la edificación del almacén de pólvora, el Baluarte del Príncipe y el Portal de Santa Maria (1754), mandado construir por Fernando VI, quien atendía así los deseos de la población autorizando la perforación de la fortificación para facilitar la introducción de cosechas en carro, que hasta el momento debían realizarse a través del empinado portal fosc.
Destaca en todo el conjunto la sobriedad y solidez de su construcción, tanto en las estancias templarías como en las estratégicas e intrincadas dependencias pontificias que realizaría más tarde Benedicto XIII. Pero tal vez, el mayor interés arquitectónico del castillo se encuentra en la solución abovedada del cuerpo de guardia y en la austeridad y severa proporción de la Basílica de los Templarios.
 
La iglesia es una amplia sala rectangular con bóveda de medio cañón apuntada y que se cierra por un sencillo ábside semicircular. En principio estuvo dedicada a la Virgen Maria y a los Reyes Magos y antes de servir de basílica pontifical al Papa Luna fue capilla de los monjes templarios.
A la iglesia se accede por el patio de armas, a través de una puerta de medio punto, adornado en su parte superior con los cardos blasón del maestre del Temple fray Berenguer de Cardona a finales del siglo XIII. Que deciros de tan bello lugar, podríamos ocupar páginas diciéndoos  como son las murallas, el castillo, la iglesia  y la historia, pero lo suyo es ir y visitarlo.

NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM