Aquel dia significó
un cambio en mi vida, me di cuenta de que me apetecía ayudar a esta Hermandad de Templarios de buena gente a luchar por la Orden.
Mi oportunidad no tardó en llegar; ese mismo año, durante una Vigilia que se organizó en la parroquia, escuche como el Prior le decía a otro Hermano: "A este chico lo quiero con
nosotros", refiriéndose a mí. Supongo que le causaría buena impresión,
pero os aseguro que no tanta como la que él me causó a mí.
El sentimiento del verdadero Templario supone en muchas ocasiones una inmensa soledad
que invita a la meditación sobre el sentido de nuestra vida, de los que nos
rodean, de nuestra actitud con ellos, de nuestro futuro presuntamente trazado. Bajo
un mismo estandarte, con una misma devoción caminando como uno solo portando una misma ilusión.
Al año siguiente ya siendo un sargento de la Orden me llego
mi oportunidad portar uno de los estandartes en la procesión con mis Hermanos y
Hermanas de la Orden , dejando mi tierra y yendo a tierras de Madrid,
concretamente a Alcobendas , allí nos esperaban otros Hermanos y Hermanas de
otros Prioratos para así juntos participar en las procesiones.
Ya en el jueves y viernes Santo,ver a mis Hermanos con levantas que merman sus fuerzas,poco a poco se anda el camino,!Hermano no te rindas !que hay que llegar al destino. Aprieta el paso el Hermano en un esfuerzo supremo de dolor cierra los
ojos y pide al cielo ¡Que no le fallen las fuerzas, Señor!
Unos a otros se van animando poco a poco las fuerzas flaquean,
él hombro ya les va quemando. Y al terminar la procesión, orgullo y dolor copan
su pecho, será inmensa la emoción, dé saber un trabajo bien hecho. Los Hermanos
alzan sus ojos al cielo en emotiva despedida del Nazareno, en su corazón un
gran anhelo salud; para volver a ser costalero.
Por otro lado y casi de igual modo, mis días junto a
vosotros Hermanos sean agotado, no es un final, el viaje no concluye
aquí, es un camino que tarde o temprano nos volveremos a ver otra vez todos, el
año que viene todos juntos volveremos a llevar a nuestro Nazareno nuestro crucificado por las calles de
Alcobendas portando nuestro Manto blanco
y nuestros estandartes al lado de nuestro Señor. Ahora ya parto hacia mi tierra
pero que sepáis que volveré a hacer ese camino juntos.
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM