A unos cinco kilómetros de Alcudia a la izquierda de la
carretera que lleva hacia Inca. Localizada en el puig del mismo nombre, y según
los historiadores, está ligada a los primeros cultos cristianos en esta parte
de la isla.
La cueva natural se comunica con el exterior por una escalera
excavada en la propia roca. En la sala grande encontramos dos capillas formadas
por un arco de medio punto y con vuelta de crucería. De época medieval y de
estilo gótico, cuentan con un altar con relieve para representar respectivamente
a Sant Martí y a Sant Jordi. Fue construido después de la conquista, durante
los siglos XIII y XIV.
Lamentablemente, de aquel recinto solo quedan algunos
fragmentos de columnas, pero sin embargo,
la cueva de Sant Martí, en las entrañas del Puig de Sant Martí, ya en el
municipio de Alcudia.
La gruta de Sant Martí es un lugar que sorprende, pues su
disposición no es horizontal, sino vertical, como si un tubo volcánico
emergiera de las entrañas de la tierra. En las paredes laterales se abren las
dependencias de unos espacios excavados por los templarios en la roca viva, con
el objeto de que sus oficiantes, en el más absoluto silencio e intimidad,
pudiesen llevar a cabo sus ritos bajo una luz cenital que entra por el agujero
superior a modo de chimenea natural. Dentro de este enigmático enclave no
faltan grafitos, igualmente templarios, cuyo significado aún no se ha podido
descifrar.
Dentro de Pollensa aún se conservan numerosos testimonios
legados por los templarios. Uno de ellos es la casa donde fijó su residencia el
lugarteniente de la Orden, ubicada en la esquina entre las calles Colón y del
Temple, muy transformada en nuestros días. También fueron templarías la casa de
s’Aigua y la de s’Ombra. Todo ese arrabal perteneció a los caballeros de la
cruz paté. A pocos metros se encuentra la iglesia de Santa María dels Àngels,
que fue el convento templario de la localidad.
También fue del
Temple el calvario, enclavado en el llamado Puig del Temple, cuyo camino de
subida constituye un viaje al más profundo recogimiento.
La isla de Mallorca, por lo tanto, gracias a su estratégica
ubicación, fue el escenario de singulares gestas, donde los caballeros
templarios escribieron momentos de gran belleza socio-cultural, que debemos
rescatar de la historia no oficial.
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM