10 - Gérard de Ridefort, también llamado Girard de Ridefort
(Flandes, 1140 - San Juan de Acre, 1 de octubre de 1189), fue un noble que
llegó a ser Gran maestre de la Orden del Temple desde 1184 hasta su muerte. Puede
considerarse uno de los peores Maestre del Temple.
Segundón de un noble flamenco, no esperaba conseguir fortuna
en su país, por lo que se une a la Segunda Cruzada en 1146, con la idea de
conseguir el señorío feudal. Raimundo III de Trípoli le prometió un rico
matrimonio con su vasalla Lucía de Botrun, pero el rey cambió de parecer y
prefirió aceptar la oferta de un rico comerciante pisano. Esto convirtió a
Ridefort en su mortal enemigo.
Posteriormente se alió con Guy de Lusignan e ingresó en la
Orden del Temple, llegando a ser Senescal en 1183 y logró ser elegido Gran
Maestre en 1184. Tras la muerte de Balduino IV en 1185 y de Balduino V poco
después, en 1186, Ridefort arrebató la corona del Reino de Jerusalén a Raimundo
III en beneficio de su aliado Guy de Lusignan.
Las temerarias campañas que impulsó contra Saladino
resultaron desastrosas y causaron numerosas pérdidas humanas en ambos bandos.
A su muerte ante la ciudad de San Juan de Acre, el 1 de
octubre de 1189, los cuatro Estados cruzados estaban exhaustos y desangrados y
la suerte de los combates es incierta.
Según Steven Runciman la muerte de Gerard de Ridefort
sucedió cuando, en Acre:
Saladino cargó con todas sus fuerzas e hizo retroceder a los
cruzados en desorden hacia su campamento, que se hallaba al mismo tiempo
atacado por una salida procedente de la guarnición de Acre. Muchos caballeros
francos cayeron en la batalla, entre ellos Andrés de Brienne. Las tropas
alemanas fueron presa del pánico y sufrieron graves pérdidas, que fueron
también muy elevadas entre los templarios.
El gran maestre del Temple, Gerardo
de Ridfort, espíritu maligno de Guido en los días que precedieron a Hattin, fue
hecho prisionero y pagó con la vida sus insensateces. Conrado sólo se libró de
ser capturado por la intervención de su rival, el rey Guido.
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA
GLORIAM