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lunes, 27 de marzo de 2023

CABALLERO TEMPLARIO

 


NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM

IGLESIA PALACIO DEL TEMPLE VALENCIA

 La Iglesia y el Palacio del Temple declarado Bien de Interés Cultural en 1978 es un conjunto formado por el Convento y la Iglesia de la Sagrada Orden y Milicia de Nuestra Señora de Montesa (Real Casa de Nuestra Señora de Montesa), aunque es conocido popularmente como Iglesia y Palacio del Temple por haber pertenecido con anterioridad a esta orden antes de su disolución en 1312. La Orden Militar de Santa María de Montesa y San Jorge de Alfama (Orden de Montesa) había sido autorizada por el rey de Aragón Jaime II (1291-1327) en 1317 y venía a sustituir y administrar los bienes de la disuelta Orden del Temple en Valencia.

A - Pintura al fresco en el interior de la iglesia del Temple, realizada por Vicente Pastor hacia 1923.

B - Lápida
Conmemorativa que hoy ocupa una de las fachadas laterales de la iglesia y que nos relata tal circunstancia. Por encima de la lápida, la Cruz de la Orden de Montesa. El texto dice lo siguiente:

"Sitio de la torre y puerta de Bab-el-Shadchar, llamada después del Temple, donde tremoló el pendón real de la conquista en 9 de octubre de 1238. Concedida por el invicto rey don Jaime a los Templarios, conservada por la Orden Militar de Montesa y demolida para el ensanche de la ciudad en 1865. Los caballeros de Montesa para memoria".

NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA

 GLORIAM

TEMPLARIOS EN ZAHINOS

Los templarios fue una orden militar y religiosa que obtuvieron la parte próxima a la frontera portuguesa y la Comarca de Alentejano tras cedérsela Alfonso IX el cual la reconquista a los árabes.

Tras la inclusión en la orden del temple el núcleo perteneció sucesivamente al Señorío de Alconchel, a la jurisdicción de Jerez de los Caballeros, pasando posteriormente a integrarse de manera sucesiva, en los dominios de la Casa de Modejar y Tendilla, y de la Marquesa de San Juan y Piedras Albas. Tiempo después estas zonas se dividen en Encomiendas o Bayliatos y uno de ellos fue el de Jerez, al que pertenece Zahínos.

ZAHINOS

El primitivo nombre de la villa, Castro Fuerte, da idea de que contó con una fortificación de considerable solidez. Entró dentro de los territorios de la Orden del Temple, y a la disolución de esta Orden pasa al Señorío de Alconchel, jurisdicción de Jerez de los Caballeros, Casa de Modéjar, Piedras Albas…

Sufre, como todo el entorno, las guerras con Portugal, que obligan a reconstruir por completo la población. Al contrario de lo que era habitual, el caserío no se traslada de un alto a la llanura, sino que se reconstruye en la parte más elevada, protegida por el castillo.

El crecimiento urbano motiva que se vayan demoliendo lienzos de la primitiva fortaleza, hasta dejar como testigo el actual torreón. Esta torre cilíndrica constituía el último baluarte de defensa de fortaleza, con una entrada subterránea o mediante una rampa móvil. De este modo, en caso de peligro se bloqueaba el acceso con facilidad.

Disponía de cuatro plantas de estancias amplias. Su altura es de casi 13 metros y el diámetro de la torre roza los 30 metros. La torre está elevada sobre un pódium, de manera que tampoco la puerta quede al nivel del suelo. Está coronada por una balaustrada de ladrillo y una espadaña de construcción muy posterior.

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miércoles, 15 de marzo de 2023

LA TEMPLANZA


NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM

 

¿POR QUE SOMOS DAMAS TEMPLARIAS?

Una pregunta muy frecuente. ¿Por qué somos Damas Templarías? ¿Quién dice que somos el sexo débil?, cuando tenemos mil y un poder. Somos como águilas en defender nuestras familias, somos unas guerreras, flores de acero brillante, que sentimos cuando algún hermano cae en el miedo y nos paramos y lo volvemos a levantar, sin perder en nosotros la seguridad, ni la Fe.

¿Por qué somos Damas Templarías? Porque somos mujeres de fuego, de corazones gigantes, capaces de salir adelante aún contra el dolor y podemos dar vida por amor, somos intensas como estrellas fugaces, con sueños invencibles que brillan en cualquier lugar venciendo cada tempestad, respiramos y nacimos libres, construimos caminos, ofrecemos palabras de consuelo porque somos pilares sostenidos desde los cielos, y somos amigas, amantes, hermanas, madres, compañeras y guerreras con ganas de luchar y no nos dejamos derrotar.

¿Por qué somos Damas Templarías?, porque Dios ha concedido a los templarios esta curiosa llave, por qué el Temple es uno y es de todos, y somos los que somos, los que fuimos, una espada en la guerra y somos un eco, no un olvido.

¿Por qué somos Damas Templarías? Es la pregunta de siempre de fácil explicación: cuando abrimos nuestro interior para iniciar un nuevo rumbo y empezar un camino espiritual, es probable que debamos renunciar a ciertos hábitos, maneras, ideas y personas con las que simplemente ya no vibramos. Es ideal ver esto de forma positiva, no como un periodo de rompimientos sino de reconciliación, es un momento para ir hacia el mundo con nuevas formas de actuar que están más acordes y en armonía con lo que nos sucede internamente, y es así cuando decidimos ser soldados de la Blanca Milicia de Cristo.

Damas, caballeros, templarios y guerreros, tenemos un largo camino espiritual y cuando aceptamos que no somos perfectos, salta un ''mecanismo'' dentro de nosotros que comienza a cambiarnos, porque es cuando reconocemos nuestras faltas.      

Damas, caballeros, templarios y guerreros, ¿Por qué no nos tratamos unos a otros como hermanos? ¿Por qué hasta el templario con el corazón más bueno disimula y calla en presencia de otro? ¿Por qué no decir sin rodeos lo que tiene uno en el corazón, inmediatamente, cuando uno sabe que su palabra no se la llevará el viento? ¿Por qué parecer más adusto de lo que uno es en realidad? Es como si cada cual temiera agredir los propios sentimientos si los expresa libremente.

¿Por qué somos Damas Templarías? porque más allá de ese misterio que nos une con todo lo creado, tenemos esa fuerza despiadada en nosotras, que todo lo puede disfrutando de los caminos sinuosos que a veces nos da la vida, porque estallamos en ese infinito de brillos que nuestra alma acoge y desatamos el fuego de energía que regalamos sin vuelta.

Somos Damas Templarías, que, con la protección del manto de Nuestra Señora, cruzamos estrechos puentes de cristales punzantes, atravesamos bosques de espinos, laberintos de venenosas enredaderas que nos llaman y cuanta más oscuridad sale a nuestro encuentro, más cercano vemos el amoroso paisaje y más benigno sentimos el tiempo.

No nos opacan los oscuros colores de la palabra, los marrones de verbos, los negros de rumores, los barros de tristezas ajenas, de vidas vacías. Solo dejamos acercarse la luz brillante de Nuestro Señor, impregnada en nuestro rostro, rayos similares al agua que fluye entre piedras lavadas por aquello que las purifica, y así la bóveda del celeste se abre ante nosotras y el silencio nos acoge desde ese principio sin demora, y el altar de la noche nos habla en excelso: "No preguntes, no juzgues, no dictamines, solo sé tú, se una verdadera Dama Templaría''.

¿Por qué somos Damas Templarías? Porque somos esas personas que les gustan ayudar, que piensan que hay almas que quieren ser salvadas, así cuando elegimos con el corazón y tomamos una decisión, cuando tenemos el coraje de cambiar de camino, sabemos que no debemos esperar, y hay que hacerle caso.

¿Por qué somos Damas Templarías? Por qué así sentimos, así que los dejaremos que hablen de nosotras y no nos preocuparemos por lo que digan, los prejuicios de los demás no pueden afectar nuestro vuelo con la ayuda de Nuestra Señora, y para mayor Gloria de Nuestro Señor.

HERMANA LORE

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LA NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

 

Con la solemnidad de la Navidad, la Iglesia celebra la manifestación del Verbo de Dios a los hombres”. En efecto, éste es el sentido espiritual más importante y sugerido por la misma liturgia, que en las tres misas celebradas por todo sacerdote ofrece a nuestra meditación “el nacimiento eterno del Verbo en el seno de los esplendores del Padre (primera misa); la aparición temporal en la humildad de la carne (segunda misa); el regreso final en el último juicio (tercera misa)”

Un antiguo documento del año 354 llamado el Cronógrafo confirma la existencia en Roma de esta fiesta el 25 de diciembre, que corresponde a la celebración pagana del solsticio de invierno “Natalis solis invicti”, esto es, el nacimiento del nuevo sol que, después de la noche más larga del año, readquiría nuevo vigor.


Al celebrar en este día el nacimiento de quien es el verdadero Sol, la luz del mundo, que surge de la noche del paganismo, se quiso dar un significado totalmente nuevo a una tradición pagana muy sentida por el pueblo, porque coincidía con las ferias de Saturno, durante las cuales los esclavos recibían dones de sus patrones y se los invitaba a sentarse a su mesa, como libres ciudadanos. Sin embargo, con la tradición cristiana, los regalos de Navidad hacen referencia a los dones de los pastores y de los reyes magos al Niño Jesús.


En oriente se celebraba la fiesta del nacimiento de Cristo el 6 de enero, con el nombre de Epifanía, que quiere decir “manifestación”; después la Iglesia oriental acogió la fecha del 25 de diciembre, práctica ya en uso en Antioquía hacia el 376, en tiempo de San Juan Crisóstomo, y en el 380 en Constantinopla. En occidente se introdujo la fiesta de la Epifanía, última del ciclo navideño, para conmemorar la revelación de la divinidad de Cristo al mundo pagano.

Los textos de la liturgia navideña, formulados en una época de reacción contra la herejía trinitaria de Arrio, subrayan con profundidad espiritual y al mismo tiempo con rigor teológico la divinidad y realeza del Niño nacido en el pesebre de Belén, para invitarnos a la adoración del insondable misterio de Dios revestido de carne humana, hijo de la purísima Virgen María.

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ENCOMIENDA TEMPLARIA DE PUIG-REIG

El castillo de Puig-reig, que se encuentra documentado desde el año 907, pasó a partir del siglo XII a ser propiedad de la casa vizcondal de Berguedà. Fue Guillem de Berguedà quien en 1182 dio en testamento esta construcción a la orden del Temple, que ya tenía otros importantes posesiones en el territorio y que se incrementaron considerablemente a partir de ese momento. En 1181 está documentada esta casa templaría, que inicialmente se llamaba "de la Cerdeña", más adelante "del Berguedà y la Cerdenya" para acabar siendo conocida como "Puig-reig". No fue hasta el 1231 que los templarios tomaron posesión efectiva del castillo gracias a la confirmación del testamento de Guillem de Berguedà efectuada por Jaime I. Posiblemente en ese momento la casa se ​​independizó de Palau, a la que estaba vinculada, y se formalizó la constitución de la encomienda.

Las posesiones se incrementaron considerablemente en este siglo, convirtiéndose en una de las encomiendas más ricas de Cataluña. La casa de Berga era de hecho un priorato dependiente de Puig-reig. En 1278 fue cedida a los templarios la iglesia parroquial de Sant Martí, que también era la iglesia del castillo. En 1269 los templarios habían recibido en donación el mas de OMS, al otro lado del Llobregat y que tenía una amplia extensión de tierras donde los templarios levantaron el mas Periques, más apto para administrar los cultivos y propiedades de la encomienda, además dispusieron de la antigua iglesia de Sant Julià, a su lado, que en época románica era de planta basilical con tres naves, y del puente medieval que cruza el río por este punto, de gran importancia estratégica.

Cuando en 1312, se disolvió la orden del Temple y sus bienes pasaron a los hospitalarios, la casa de Puig-reig pasó de manera indirecta en sus manos y más adelante quedó como priorato dependiente de la encomienda de Cervera. La decadencia afectó el lugar, en 1585 fue declarado inhabitable y el castillo se arrendó en calidad de simple masía, aunque el título de comendador se fue utilizando hasta la disolución de la orden, en 1851. En Puig-reig hay varias edificaciones relacionadas con los templarios y hospitalarios, como el castillo y la iglesia de Sant Martí. Algo más apartado del centro se conserva el más Periques un bello ejemplar gótico con elementos defensivos y salas con arcos de diafragma, el conjunto se ha restaurado y adaptado para poder celebrar eventos. A su lado se levanta la antigua iglesia de Sant Julià de estructura románica y que es el resultado de una adaptación del templo primitivo, ahora está dedicada a la Mare de Déu del Carme. Cerca se encuentra el puente medieval que comunicaba la casa Periques con la villa y castillo de Puig-reig. 

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LOS TEMPLARIOS SEÑORES DE CINCA

Los templarios llegaron al Cinca en el siglo XII, especialmente después que el testamento del rey Alfonso I el Batallador les concediera precisamente a estas Órdenes la corona del reino.  (El Cinca es un río del noreste de España que nace en el valle circo de Pineta, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en el Pirineo Aragonés. Desemboca en el río Ebro. Conforma una rica región agrícola con Monzón, Fraga y alrededores).

Insólito testamento que el papado reivindicó, pero cuyo despropósito no fue admitido por la nobleza aragonesa. Sin embargo, como los templarios eran hijos de nobles que, además de ejercer sus devociones como frailes, eran soldados hábiles con las espadas, los condes catalanes y los reyes de Aragón los favorecieron con donaciones territoriales y numerosas rentas económicas. Los lugares con posesiones templarias son innumerables, aunque el desconocimiento sobre el Bajo Cinca ha sido hasta el presente una constante en la Historia de Fraga y en la de la Corona de Aragón.

Localidades y lugares que pertenecieron a la encomienda de Monzón como Ontiñena, Torre Cornel, Chalamera, Ballobar, Ficena, Calavera o Calvera, Ripoll y Alfántega, estaban ubicadas en lo que actualmente conocemos como comarca del Bajo/Baix Cinca.

Nadie se había preocupado por el estudio de los templarios de Fraga, de Torrente, de Mequinenza, de Zaidín, de Vilella y otras localidades del Cinca. Para LA CASA DE FRAGA, el estudio de la historia templaria de los pueblos de esta comarca merecerá una atención preferente, de forma que el 23 de abril de 2009, día de Sant Jordi, distribuirá una revista por toda la comarca intentando aproximar nuestra historia y nuestras tradiciones a la gente.

Los templarios llegaron a Fraga en octubre de 1149 coincidiendo con la capitulación de esta medina. En años sucesivos ocuparon numerosos lugares del entorno. Pero, a pesar del gran prestigio que gozaron en su tiempo, las ambiciones del rey de Francia hicieron que en diciembre de 1307 fuera constituido un tribunal en Tarragona que debía tratar sobre su disolución. En mayo de 1309 se rindieron los últimos templarios de la Corona de Aragón, cercados en el castillo de Chalamera. Su supresión definitiva fue en 1312. Aún así, el rey los dotó con rentas hasta su muerte. Su memoria es más que una leyenda.

El Castillo Templario de Monzón

A 65 kilómetros de Huesca, sobre un escarpado cerro, se alza esta poderosa fortalezas templaría. En época musulmana era una estratégica plaza situada en el límite de los distritos de Huesca y Lérida. En el siglo XI fue tomada por el Cid Campeador al frente del ejército musulmán del rey de la Taifa de Zaragoza. La vida del Cid está íntimamente ligada a esta fortaleza, en la que quedó bajo custodia durante años su famosa espada, la Tizona.

Tras el testamento de Alfonso I el batallador, se creó en Monzón una gran encomienda templaría, que llegó a ser la principal casa del Temple en la Corona de Aragón, centralizando aquí la comandancia militar. En Monzón se convocaron en numerosas ocasiones las Cortes de la Corona y otras reuniones importantes, como las previas a la conquista de Valencia o a los ataques al reino de Francia.

En este castillo pasó su infancia el futuro rey de Aragón Jaime I el Conquistador, bajo la tutela del maestre del templario. En el siglo XIV, cuando el Papa Clemente V ordenó el arresto de todos los miembros de la Orden del Temple, el comendador de Monzón, se hizo fuerte en este castillo. El ejército real sitió la plaza, tras siete meses de asedio los soldados del rey tomaron Monzón. Las posesiones templarias pasaron a la orden de San Juan de Jerusalén. Con el tiempo, la encomienda fue perdiendo importancia, aunque se mantuvo como tal hasta el siglo XVIII.

Muchas de las leyendas del castillo de Monzón hacen referencia a su red de galerías subterráneas. Se dice que los templarios disponían de ocho galerías subterráneas secretas para salir al exterior. Actualmente el castillo cuenta con una serie de paneles informativos, donde se explican algunas de estas galerías con fotos, mapas y dibujos. Las galerías subterráneas no sólo fueron importantes en el asedio final a los templarios, sino que Jaime I también las conocía. Cuenta una leyenda que se escapó del castillo por uno de estos túneles, llegando hasta el río Cinca, cruzándolo a nado con apenas ocho años de edad.

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sábado, 11 de marzo de 2023

HUMILDAD

 


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