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viernes, 26 de mayo de 2017

MONASTERIO CONCEPCIONISTA

Antiguo palacio de los Reyes de Mallorca
El antiguo palacio de los Reyes de Mallorca fue mandado construir por Jaime II en 1309 sobre una base de origen islámico que posiblemente era el alcázar del emir Mubashshir Nasir Al-Dawla, fallecido en 1114. Esta situación coincide con el modelo de los palacios rurales islámicos, situado sobre una colina de amplio dominio visual.

En 1583, por donación real de Felipe II, se instaló una comunidad de monjas concepcionistas, fundada por la señora doña Francina de Puigdorfila. Para constituir la nueva comunidad, el obispo de Mallorca, Joan Vich i Manrique, eligió tres monjas del monasterio de Santa Margarita de Palma: sor Aina de Puigdorfila, sor Úrsula Cotoner, hija del caballero Nicolau Cotoner i Sala, y sor Mariana Aixartell, las cuales tomaron posesión del nuevo monasterio el 6 de enero de 1583.

Durante los primeros años, la nueva comunidad siguió la regla de san Agustín. Poco después ingresaron seis nuevas monjas y también sor Margarita Santjoan i Cotoner, procedente del monasterio de Santa Magdalena de Palma. Ésta fue la segunda priora, a partir de 1590, momento en que la comunidad cambió la regla agustiniana por la franciscana clarisa, con motivo del ingreso dentro de la orden concepcionista, fundada en 1489 por santa Beatriz de Silva.
Las obras de adaptación y ampliación del convento, especialmente intensas en el siglo XVII, dieron al conjunto una fisonomía a medio camino entre un pasado monárquico-residencial y un cenobio de clausura estricta. Las religiosas taparon las ventanas con celosías, edificaron la cocina y otras salas, reforzaron las paredes de tapial e hicieron nuevos techos de crucería, que sustituyeron los antiguos artesonados de madera.

Entre 1616 y 1686 recuperaron las siete propiedades que formaban parte del antiguo palacio y que habían sido vendidas a particulares después de 1348. En 1686 volvieron a ocupar toda la manzana de “les Monges”. En 1987 se reformó la torre del homenaje. El convento de Sineu era una de las comunidades de monjas de clausura más pobres de Mallorca y, para subsistir, se dedicaron a actividades artesanales (elaboración de botones y pasamanería), de repostería (confituras, buñuelos, cocas y “congrets”) y a la tarea de la cría de gusanos de seda, que servían para hacer paños, muy preciados. A la izquierda de la iglesia del convento, en el muro que forma ángulo recto con el templo, se encuentra la portería, con portal adintelado coronado por el escudo franciscano.

El vestíbulo es de planta rectangular, con cubierta de dos tramos de bóveda de arista y claves con motivos religiosos, seis columnas de fuste delgado levantadas sobre bancos y embebidas en la pared. En el paramento de la derecha hay un portal de arco de medio punto y un torno enmarcado de baldosas, que define la clausura. Por este portal se entra a la clausura, a través de un largo vestíbulo llamado Sa Llongeta, cubierto de bóveda de arista, y que comunica don el llamado Patio de la Reina.

La antigua sala capitular, descrita aún por el Arxiduc, es la actual sala de costura, con una columna anillada con fuste estriado que aguanta la gran jácena del envigado. En el piso superior, al que se accede a partir de una escalera de tradición renacentista, se extienden los corredores que distribuyen las distintas celdas.
Del interior del actual recinto conventual, destaca la torre del homenaje, de planta rectangular i coronada por cuatro almenas, con portal de acceso de medio punto y canecillos que sostienen el artesonado, i el huerto-jardín posterior. Al fondo se levanta una capilla neogótica, de 1880, que acoge el cementerio.

NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA

 GLORIAM