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jueves, 6 de abril de 2023

LA HUELLA


NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA

 GLORIAM

TEMPLARIOS EN GUADALAJARA

 

Los territorios peninsulares llegaron a contar con gran presencia de los monjes guerreros. “La Orden del Temple se extendió por todo el continente, aunque  en España mantuvo el carácter militar activo que poseyó en Palestina”.

Por tanto, en diversos puntos de la geografía española todavía se observa el rastro de los templarios. El castillo de Ponferrada (León), es un ejemplo. La fortaleza oscense de Monzón, otro. Y, en este contexto, Guadalajara no fue una excepción.

De hecho, en toda la provincia existen leyendas que vinculan a diferentes localidades con dicha entidad religioso-militar. Torija, Albendiego, Trijueque, Albalate de Zorita o el Alto Rey son algunas muestras de ello.

Pero, en realidad, ¿qué importancia tuvieron los templarios en Guadalajara?

La relevancia fue pequeña  asegura el cronista Antonio Herrera Casado. No podemos decir que estos monjes tuvieran una gran presencia en la provincia

De hecho, cuando se comenzaron a hacer las primeras investigaciones eclesiásticas en la zona no se encontraron grandes muestras de la Orden. “Sabemos que el prelado seguntino mandó realizar pesquisas, localizándolas en las villas de Sigüenza, Molina de Aragón, Atienza, Ayllón [Segovia], Caracena [Soria], Cifuentes, Berlanga de Duero [Soria], Almazán [Soria] y Medinaceli [Soria], con un resultado negativo: ni en tales villas ni en sus aldeas el Temple tuvo posesiones”, asegura Ángel Almazán.

Una realidad que no impide que se hayan localizado varias huellas de la Orden en diferentes puntos de la provincia. “Hubo algunos conventos sueltos y unas pocas pertenencias, pero  aún así  han quedado restos”, confirma Herrera Casado a Henares al Día.

Un ejemplo de esta presencia lo encarnó el convento de San Benito, emplazado en el valle que se inicia en Torija. Debió estar ubicado “500 metros más abajo del castillo” de la localidad. Sin embargo, “no queda absolutamente nada” del referido oratorio.

A pesar de ello, la mencionada presencia fue confirmada por el historiador Juan de Mariana en 1592. Dicho estudioso aseguró que estos monjes tenían en España 12 conventos. De ellos, “en una bula del papa Alejandro III se nombran cinco: el de Montalván, el de San Juan de Valladolid, el de San Benito de Torija, el de San Salvador de Toro y el de San Juan de Otero, en la diócesis de Osma”.

“La tradición situaba al convento torijano en un altozano frontero con el actual castillo del lugar, aunque sólo se conserva el recuerdo del mismo, sin ninguna huella material”, aseguraba el medievalista Gonzalo Martínez Diez en uno de sus trabajos.

Sin embargo, la presencia arriacense de la Orden no finalizaría en dicha localidad arriacense. Un poco más arriba, en Trijueque, también pudo haber rastro de los monjes guerreros. “La villa, completamente amurallada durante la Edad Media, y cercana a Torija, tuvo algunas pertenencias templarías”, confirma Antonio Herrera Casado.

De manera parecida se expresaba el cronista provincial Juan Catalina en 1905 –citado por Ángel Almazán, cuando señalaba que “parece que estos monjes se establecieron en Torija. Y, si esto es verdad, nada de particular ofrece que tuviesen algunas posesiones en el inmediato pueblo de Trijueque”.

POR TODA LA PROVINCIA

Además, si el caminante se dirige hacia la sierra norte, se debe dirigir al santuario de Santa Coloma, en Albendiego. “¿Construyeron estos monjes un pequeño templo en la localidad, dedicado a Santa Columba? Es posible”, asegura Ángel Almazán.

Tampoco se puede obviar la ermita del Alto Rey, emplazada en la cumbre de la montaña a la que da nombre. Allí, según Herrera Casado, “parece” que los mencionados religiosos tuvieron una “casa ocupada”. Sin embargo, no queda documentación al respecto, ya que fue destruida. Eso sí, existen varias menciones en diversas crónicas y documentos históricos.

Entre ellos, el Diccionario de Madoz. “En la cúspide de la sierra hay una ermita dedicada al Todopoderoso, bajo el título de Rey, y vulgarmente de Sato Alto Rey, de gran nombradía y veneración entre los pueblos comarcanos: es toda de piedra de sillería y reedificada con mucha solidez a fines del siglo pasado por el XVIII; antiguamente hubo en su inmediación un convento de templarios, cuya iglesia parece fue la ermita indicada”, cita Ángel Almazán.

Empero, las tradiciones sobre esta Orden no finalizan aquí. Existen muchos otros lugares de la provincia en los que pudo haber presencia de dicha organización. Entre ellos, Cubillejo de la Sierra o el castillo de Zafra. “Tal adscripción templaría tuvo lugar con posterioridad a la donación realizada en 1143 por Ramón Berenguer IV de ambos enclaves a la Comunidad de Daroca”, asegura Ángel Almazán tras leer a Heredia, Marco y Sanz.

Y sin salir del Señorío molinés, también se debe mencionar el Barranco de la Hoz. Más concretamente, la zona próxima a la ermita de la Virgen existente en la zona. “El periodo de tiempo que las crónicas históricas asignaban al Temple como residente en el paraje se extiende desde 1245  año en el que los Canónigos Regulares de San Agustín abandonaron el lugar  hasta la extinción de la Orden [de monjes  guerreros]”, confirma Almazán.

Un poco más allá, en Ocentejo, también se suceden las leyendas templarías. El cronista Juan Catalina según las palabras recogidas por Ángel Almazán aseguró que “entre este pueblo y Huerta Hernando, en una angostura que forma el río Tajo, existen las ruinas de un monasterio muy antiguo que alguno atribuyó a esta Orden. Lo más curioso que queda allí, según informes que nos han dado, son árboles y arbustos exóticos, al parecer procedentes de países orientales, que se supone fueron importados por los antiguos monjes en la época de las Cruzadas”. Sin embargo, una riada acaecida “poco antes de 1578” afectó a dichos restos.

Además, en otros puntos de la provincia como la Alcarria también existieron posesiones de la Orden. Por ejemplo, en Albares, donde quedan los restos de la ermita de Santa Ana. “En el Diccionario de Madoz podemos leer que este santuario, según la tradición, fue un convento u hospedería de los templarios”, confirma Ángel Almazán.

Asimismo, en Albalate de Zorita también habría existido presencia de los templarios, más concretamente, en la ermita de Cubillas, que  según las Relaciones Topográficas de Felipe II, pudo presentar algunos elementos de estos monjes. “En esta localidad pervive aún un ejemplo que pudo ser importante bastión del Temple: se trata del mencionado santuario, a mitad de camino entre el pueblo y el Tajo”, asegura Herrera Casado.

“Documentalmente se sabe que dicho lugar de Albalate, con todas sus posesiones, perteneció a la Orden de Calatrava durante varios siglos. Teniendo en cuenta que ésta, junto a otras órdenes caballerescas y religioso militares, fueron herederas de los bienes del Temple tras ser suprimido, es probable que también en el caso albalateño los calatravos heredaran a los templarios”, añadía Herrera Casado.

EL CASO DE LA CAPITAL

Incluso, la tradición señala que Guadalajara capital pudo contar con presencia de la Orden. Así se expone en las Relaciones geográficas topográficas de Felipe II. “Tiene esta Ciudad Monasterios de Frailes: uno de ellos de la orden de San Francisco, que se entiende ser de los mejores del Reino Fue primero Casa de la orden de los caballeros templarios. Y después de ser estos religiosos destruidos, fue dada esta Casa a los Frailes Franciscanos Claustrales”, se indicaba en el mencionado documento, según Ángel Almazán.

Sin embargo, hay debate sobre la estancia de los «guerreros de la cruz» en la actual cabecera provincial. El cronista Francisco Layna Serrano llegó a mostrar sus dudas. “Al haber sido arrasados los archivos de los templarios, hace imposible saber qué hay de verdad sobre su convento de Guadalajara, aunque es poco probable que existiera, teniendo otro en la cercana villa de Torija”, explicaba dicho experto. “En lo que a mí respecta, creo que es muy probable que el Temple tuviera un convento en Guadalajara”, contradice Ángel Almazán.

Polémicas aparte, ¿por qué los mencionados religiosos se vieron rodeados por esta importante mitología?

La Orden del Temple es un relevante «imán», un gran «panal de rica miel» para proyecciones inconscientes de arquetipos e ideas de todo tipo concluye Ángel Almazán de Gracia. Por eso se dicen tantas cosas de «enclaves templarios» y se interpretan de formas dispares estos lugares y su iconología…

henaresaldia.com

Hermano Carlos M. Gradoli

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SAN PEDRO DE ARLANZA

 

       

El conde Fernán González  el Lignum Crucis

    y

  la leyenda del Templario

Al sur de la provincia de Burgos (norte de España), se encuentra el Monasterio de San Pedro de Arlanza, un lugar mágico repleto de leyendas donde el conde Fernán González tomo las fuerzas precisas para lo que sería el nacimiento del reino de Castilla.

A orillas del río Arlanza, en una comarca de la provincia de Burgos (norte de España), se mantiene erguidas las ruinas de lo que años atrás fue uno de los principales monasterios de la Castilla Condal. Se trata del monasterio de San Pedro de Arlanza, fundado por Gonzalo Fernández, padre de Fernán González, en el año 912, y caído en desgracia por “obra” de la famosa “Desamortización de Mendizábal” de 1836. Aunque a lo largo de su dilatada historia fue expoliado en diversas ocasiones.

Lo que queda del monasterio, que permite apreciar su singularidad, mantiene aún un encanto que se mueve entre lo místico, lo mágico y lo legendario.

Enclavado en medio de una cerrada curva de la carretera que une las localidades de Covarrubias, otro lugar con historia, y Hortigüela, al pie de la calzada aparece, de repente, en medio de un conjunto de rocosos cañones excavados por el paso ancestral del río Arlanza.

TESTIGO DE LA HISTORIA DE CASTILLA .

Sus restos dan muestra de lo que tuvo que ser en un principio la aventura de los monjes que allí se retiraron y cuya congregación fue testigo del paso de la historia de Castilla y de España.

Se cuenta muchas leyendas vinculadas al cenobio, pero el sentimiento inicial que produce al contemplarlo es contrastar con la historia la realidad de que fue allí donde nació Castilla, donde el conde Fernán González tomó las fuerzas precisas para que Castilla deviniese en lo que posteriormente llegaría a ser, y en la confianza de cómo se debería combatir al árabe invasor para recuperar tierras y país.

Cuenta la tradición, la leyenda, la historia, como se quiera considerar, que estaba el conde de cacería por unos valles angostos próximos al río en las tierras de su padre, cuando un enorme jabalí le salió al paso.

Intentando darle caza llegó hasta una cueva donde se encontró con un ermitaño, de nombre Pelayo, y que éste le profetizó un futuro muy brillante, tanto a él como a sus descendientes, y le anunció que sería quien llevaría a cabo la independencia de Castilla.

Fernán González se retiró algo alterado, pero quiso volver para hablar con Pelayo, lo cual fue imposible pues el eremita había muerto. No obstante, y ahora es cuando parece que entra la leyenda más en su función, se apunta que se le apareció en sueños y le dijo que derrotaría a los árabes en diversas batallas, lo que fue ocurriendo a lo largo de su vida, en los combates que tuvo contra las tropas de Abderramán III.

En gratitud a esa profecía y al hecho de que los primeros combates fueron exitosos, fue fundado por el conde el monasterio. En un principio sus pobladores no fueron otros, que la multitud de ermitaños que habitaban en las cuevas próximas, pero ya en los años posteriores fueron llegando al lugar monjes que llegaron a formar una comunidad de más de 180 a principios del siglo XIII. Forma parte de la Orden de San Benito.

De su importancia y singularidad da cuenta un documento del siglo XVI firmado por el abad en ese momento, Fray Antonio Yepes, quien destaca la cantidad de reliquias que en él reposan :

“Son tantas las que leí de confesores y mártires, que me pareció cosa prolija referirlas en este lugar, sólo diré de San Pedro y San Pablo, a quien la iglesia está dedicada, y de ellos hay dos reliquias notables: buena parte de un brazo de San Pedro, y un dedo de San Pablo. Hay ocho cuerpos de santos: San Vicente, Santa Sabina y Santa Cristeta, mártires; San Pelayo, San Arsenio y San Sylvano, y el santo abad García y el santo rey Wamba”.

También hay una referencia al “Lignum Crucis” que albergó el cenobio, según su abad: “hay un trozo grande en esta casa de la cruz en que padeció el Señor, dicen que la envió el papa Juan XI al conde. Está el Lignum Domini engastado en oro, con muy buenas labores, y en forma de la figura de la cruz que llamamos de ordinario de Caravaca o de Santispíritus”.

Los restos del conde y de su esposa Sancha fueron enterrados, por su propia petición, en el monasterio, donde reposaron, desde el año 970, hasta que tras la etapa de la desamortización, ambos sarcófagos fueron trasladados a la Colegiata de Covarrubias, donde permanecen en la actualidad. El monasterio, en su conjunto, presenta una construcción con una superposición de diferentes estilos, dado que su construcción se dilató en el tiempo.

Así, la iglesia, comenzada en el año 1080, tenía tres naves y tres ábsides en la cabecera, en un primer planteamiento románico; durante el desarrollo del gótico se llevaron a cabo modificaciones que cambiaron su aspecto general, si bien se conservaron algunos capiteles.

Entre los restos visibles en la actualidad, se puede observar los restos de la monumental iglesia, los tres ábsides semicirculares, con amplios presbiterios; también se conserva la torre, levantada a finales del siglo XII, así como el claustro, la sala capitular y el óculo de doble abocinamiento en la parte superior del hastial del imafronte. En lo alto del monte, vigilando el monasterio, se encuentran los restos de una ermita dedicada precisamente a su custodio el ermitaño.

Como no puede ser de otra forma, por lógica, un lugar que se encuentra enclavado en un lugar tan especial, ha generado numerosas leyendas en su entorno, algunas de las cuales merece la pena ser mencionadas por su curiosidad, y por la existencia de documentación al respecto que demuestra que, al menos en una o dos de ellas, hay algo más detrás.

Ya se ha comentado la existencia del “lignum crucis”, datado por el abad del monasterio. Pues bien, con respecto a esta reliquia se cuenta que, con palabras del propio clérigo, cuando los Viernes Santos y las fiestas de la cruz, como es ceremonia acostumbrada por la Orden de San Benito, “la adoramos, postrándose todo el convento por el suelo, y en semejantes días son testigos todos los monjes que han hecho aquella ceremonia, que hay en el templo un olor perfectísimo, cual nunca se suele sentir en otras ocasiones. También el santo madero es remedio contra endemoniados, y cuando se temen el hielo y el granizo”.

Otro hecho curioso, es el que protagonizó un obispo de Burgos, que al no creer que fuese una reliquia verdadera, decidió arrojarla al fuego, sin que sufriera ningún daño. Desgraciadamente, el expolio llevado a cabo en el monasterio hace que hoy en día se desconozca donde se encuentra esta reliquia, e incluso se suele poner en duda su real existencia, a pesar del comentario del abad Fray Antonio Yepes.

LA LEYENDA DEL TRES EN RAYA.

Dejando aparte otros tipos de fenomenología, la leyenda más curiosa de todas cuantas pueden vincularse a San Pedro de Arlanza, tiene cómo protagonistas a "los templarios", es sin lugar a dudas, el juego a las tres en raya que mantuvieron un caballero templario con el Diablo.

“Cuando el abad Vicente decidió ampliar el monasterio, mandó llamar al maestro constructor Guillermo. Pero ocurría que, al tratar de construir en la iglesia, el trabajo realizado por el día quedaba desbaratado por la noche, ya que llegaba el demonio y echaba abajo todas las piedras, desmontaba los andamios y escondía las herramientas.

Desesperados el abad y el constructor, decidieron pedir consejo a un ermitaño que vivía en las proximidades del río. Este les aconsejó ir a buscar ayuda al pueblo Monasterio de la Sierra, próximo a Salas de los Infantes, donde había un viejo caballero templario que quizás pudiera darles un remedio.

El templario que sabía de artes desconocidas estudiadas en Tierra Santa, les acompañó hasta las obras y allí pidió al constructor que dibujase en el suelo un dibujo que describió como un tablero para el juego del alquerque, conocido como “tres en raya”. Hecho esto, se sentó junto al tablero y esperó la llegada de la noche. Al aparecer el diablo le saludó y dijo: ¡ Eh, Diablo ¡ , ¿Quieres el alma de un viejo soldado?. Cómo es sabido, el diablo siempre ávido de almas acepto gustosamente. Pero para entregar su alma, el templario firmó un pacto con el demonio con las siguientes condiciones. Jugarían una partida sobre el tablero. Si ganaba el diablo, se llevaría el alma del caballero y quedaría como dueño del monasterio; si perdía o abandonaba la partida, debería reconstruir lo que había derribado, terminaría la obra y no volvería a molestar nunca más.

El juego comenzó colocando el demonio la ficha del centro. Cada uno fue situando sus fichas convenientemente, y cuando el diablo llevaba las de ganar y tan sólo le falta mover la ficha central, al levantarla se encontró con un signo sagrado grabado en la piedra que ya había sido utilizado por Salomón para combatir los entes malignos y que éstos le ayudasen a la construcción del Templo. Ante ese signo, el demonio lanzó una tremenda maldición y desapareció.

Las obras estaban acabadas a la mañana siguiente, tanto la ampliación del monasterio como las de la iglesia. El tablero quedó allí grabado y, de hecho, hoy se puede contemplar en la nave sur, junto a la puerta de acceso al claustro. Hay más leyendas, pero como San Pedro de Arlanza y la comarca en la que se encuentra bien merece una visita, es bueno que cada cual llegue hasta allí y las descubra por sí mismo, tanto recorriendo las localidades próximas de Covarrubias, Santo Domingo de Silos...,  y parajes naturales cómo el Desfiladero de la Yecla.

Paisajes, lugares, localizaciones que merecen otros espacios y tiempos, porque todos ellos guardan su propia historia.

Lostiempos.com

Hermano Carlos M Gradolí.

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miércoles, 5 de abril de 2023

EL CABALLERO TEMPLARIO Y SU FORMA DE LUCHAR

 

El Caballero Templario y su forma de luchar, es diferente, tiene gentileza en fuerza, prudencia de manera discreta como el viento veloz, y es astuto como un águila, es como una piedra tallada junto al mar, afilada y probada por el tiempo, de la tempestad que va y viene, pero firme en el llamado de cada ser humano, de cada hermano.

El Caballero Templario es un ser mortal perseguido por la pasión, por un ser querido que hierve dentro del corazón tan audaz y llameante, por el amor al prójimo, y por el amor a la libertad. Pero nada más convincente, cuando el enquistador por el espíritu que trasciende como un fénix de ardiente espíritu templario elevándose por encima de las cenizas del pasado, para forjar con los tiempos contenciosos, la paz de tantas guerras pasadas.

Actos de Fe, recuerdos que  van y vienen como una puesta en escena, donde la forma de luchar de un Templario prevalecen sobre las hordas de tinieblas que caen sobre la tierra ,cuchillas chocando con espuelas y sangre, gritos y lamentaciones melancólicas de almas furiosas ,las cabezas ruedan y los cuerpos caen ,bañan la Tierra Santa , en carmesí constantemente vertiendo peaje allá donde está...una  figura solitaria tan audaz, con su brillante armadura y su Manto Blanco, un Caballero Templario luchando hasta el final ,para defender lo que Dios puso en su confianza para vigilar. El mal nunca triunfaría donde los hombres de bien con la cruz paté señalados han estado.

Después vienen tiempos de Paz,  un viaje espiritual , un viaje a la vida que se manifiesta como las nubes fugaces que acarician las cimas de las montañas ,contando las rocas y las piedras pulidas por el tiempo en el horizonte que espera ,pase lo que pase y no importa cómo cruzará el camino que está caminando penosamente ,lastimándose los pies ,pero el espíritu dentro  enciende la pasión del corazón que obliga a nuestro cuerpo y alma a aumentar su impulso empíreo para seguir adelante  ... para terminar el viaje

Hay momentos durante nuestro viaje en la vida, donde nuestro camino puede estar nublado con la niebla de las incertidumbres, cegándonos, y las confusiones nos encierran, bloqueando nuestros puntos de vista sobre la vida y confiando en lo que vemos con nuestros ojos. Pero a veces lo que vemos no es lo que parece ser, nos engaña y puede llevarnos por mal camino, pero cuando permites que tu corazón guíe tu mente y tu alma, la luz de Nuestro Señor, surge en magnitud iluminando el camino detrás de cada lucha, de cada guerra, y te lleva a casa.

Verdad es que algunas veces me pregunte, ¿porque todas estas luchas me surgen a mí? Y sigo sin saber la respuesta. Como un verdadero Caballero Templario siempre procure ayudar a quien me necesitaba, siempre pensé, todo cuanto he hecho y hago, lo hago de corazón, di lo mejor de mí mismo, sufrí, llore y creí morir de pena y las consecuencias de mis actos, las asumí. Nunca sentí que sabía más que nadie e hice el mea culpa, sin dudarlo un solo instante. 

Quizás me equivoque, pero fue un error involuntario hasta que un día tropecé con lo que me llevaría a destacar en mi lucha, en la forma de luchar de un verdadero Caballero Templario:

 ¡In Hoc Signo Vinces!

(Bajo este signo vencerás)

¡Non Nobis, Domine, Non Nobis, ¡Sed Nomini Tuo Da Glorían!

(no a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a Tu nombre da la Gloria)

 ¡Veritas Vos Libera bit Sicut Umbra Transeunt Dies!

(La verdad te hará libre como una sombra que pasa el día)

 

continuandolatradiciontemplaria.com

HERMANA LORE M.

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REFLEXIONES DEL GRAN MAESTRE

 

Queridos Hermanos Templarios, considerad que siempre se habla de la tibieza del alma y muchas veces no nos damos cuenta de qué fácil es ser tibios, simplemente por poner un ejemplo; el menosprecio de las cosas pequeñas, de las faltas ligeras, o en fin de las reglas menudas. Nada puede haber pequeño en todo aquello que pueda agradar o desagradar a un Dios tan grande y el mismo Jesucristo nos advierte: "que quién es fiel en las cosas pequeñas lo será también en las grandes y el que no fuere en las unas no lo será en las otras". La perfección consiste en la unión y práctica de muchas virtudes pequeñas. ¿Querer solo hacer cosas grandes por Dios es no querer hacer nada por Él, porque siendo nosotros la suma pequeñez que podremos hacer por Dios que sea grande??  confundámonos de la ceguedad en la que hemos estado hasta aquí y pensemos que no se debe menospreciar cómo cosas de poca importancia aquellas que, aunque parezcan pequeñas, son la base y principio de cosas muy grandes y aún de la misma santidad. considerad que no ser frío ni caliente en el servicio de Dios, arrastrarse más que andar por los caminos de la virtud, eso es ser tibio en el alma.

Un alma tibia no quisiera cometer pecados mortales, pero cómete con facilidad y sin escrúpulos veniales, no quisiera dejarse llevar de la cólera pero es agria y áspera en sus respuestas, seca e impaciente en su trato, no murmurara de una falta grave del prójimo, pero gusta de entretenerse en los defectos de otros y de hacer de ellos la sal de su conversación. La abierta deshonestidad le horroriza, pero se goza en la vida delicada, regalada y perezosa, no desea los bienes ajenos, pero guarda y conserva con sobrado asimiento los propios hasta el punto de no dar limosna ni pudiendo hacerlo, emplease en buenas obras pero con frialdad y con intención no muy pura, llegase a los sacramentos, confiesa a menudo, frecuenta la comunión, pero ni se prepara mucho, ni se enmienda, ni tiene más fervor cuando comulga lo que suele hacer por costumbre y rutina, reza algunas oraciones pero sin intención ni devoción, así pues aunque las obras sean buenas no están bien hechas, por qué  haciéndolas mal o por motivos naturales les falta espíritu interior y obrar de esta manera es no obrar bien ni como Dios quiere. El alma tibia quiere ser Santa pero sin las virtudes necesarias para la santidad, quisiera, en fin, salvarse pero sin que le costase trabajo y ganar el cielo pero sin hacer esfuerzo en ello. ¿Pero y nosotros que nos llamamos templarios, soldados de Cristo, su milicia estamos en condiciones de ganar el cielo?  podemos mirar a la cara de nuestro Señor y decirle que somos soldados de Él. Que nuestras almas son un ejemplo entre la humanidad. Seamos firmes en nuestros propósitos defendamos la santidad del individuo y mostrémonos cada día como verdaderos Caballeros de Cristo, soldados de su blanca milicia y en nuestra lucha diaria mostrémonos como verdaderos hijos de Él. Imitémosle en todo aquello que podamos, para que Jesús el Cristo no tenga que avergonzarse de nosotros ante el Padre. Seamos misericordiosos y caritativos, no olvidemos Hermanos que nuestro Señor no halló posada, pues la gente ignoraba de quién o quiénes eran María y José, pues llegando Dios a sus puertas no le conocían, ni sabían el bien que les venía, por eso si podéis  no os neguéis en ayudar  pues nunca sabréis  si  al que le negáis vuestra ayuda  pudiera ser el mismo Dios

GRAN MAESTRE JOSE M. NICOLAU

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CITAS Y FRASES

 

Grande es la diferencia entre un hombre común y corriente a un caballero, y es que el caballero, lo acepta todo como un desafío, mientras que el hombre corriente lo resigna todo como una bendición o una maldición.

Un Caballero hasta en sueños vive en su afán, el anhelo constante de  salvaguardar su causa y su credo, manteniendo la vigilia de su espada para no dejarse sorprender por el enemigo silencioso.

Nunca detengas tu mirada hacia cada sueño, enfócate en la justicia de los oprimidos y conocerás como combate un buen Caballero de la mano de Dios.

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CASTILLO TEMPLARIO DE ISUELA

 

A pesar de ser una de las fortalezas más importantes de la castillos aragoneses por su peculiaridad estructural, sus valores artísticos, la magnificencia de su tamaño y su buen estado de conservación, el castillo de Mesones de Isuela es uno de los grandes ignorados, no sólo entre el público interesado en las viejas construcciones defensivas, sino también en los tratados castellológicos españoles y las obras generalistas. La villa de Mesones es un municipio de la provincia de Zaragoza sito a unos 75 kilómetros de la capital aragonesa y perteneciente administrativamente a la comarca del Aranda. Esta comarca es un espacio de media montaña conformado por las sierras y valles que descienden desde el macizo del Moncayo, máxima altura del Sistema Ibérico, hasta el río Jalón. Mesones se encuentra en el valle del Isuela, un afluente del Jalón que nace en el propio macizo del Moncayo. Su caserío asciende desde la fértil vega del río por un montículo rocoso en cuya cima se encuentra la fortaleza. La localidad está rodeada de lomas áridas de entre 700 y 950 metros de altitud con cumbres arrasadas por la erosión.

Es este un tipo de paisaje habitual en bastantes zonas de la comarca, fruto de su particular historia geológica. Hace unos 195 millones de años, durante el Jurásico, la zona estuvo cubierta por el mar y de ahí viene la predominancia actual de suelos arenosos, arcillosos y calizos en los que no es extraño encontrar fósiles de especies acuáticas remotas. Con los movimientos de la Orogenia Alpina, a comienzos del Cretácico, las aguas marinas se retiraron y se levantaron las sierras actuales, compuestas por materiales altamente erosionables. Las posteriores crisis climáticas agravaron los procesos erosivos por la inadaptación ecológica de la cubierta vegetal. Los periodos fríos del Cuaternario, en los dos últimos millones de años, dejaron acumulaciones sedimentarias en las laderas y vieron la excavación de los valles del Isuela y del Aranda, el río que da nombre a la comarca.

El castillo de los Luna de Mesones de Isuela o simplemente castillo de Mesones de Isuela que se encuentra en lo alto de un pueyo rocoso sobre la localidad de Mesones de Isuela (Aranda), es uno de los castillos de mayor superficie de Aragón. Perteneció a los templarios y a la casa de Luna. ​La primera referencia que hay al castillo es la donación de Sancha de Abiego a los templarios en 1175. La Orden del Temple lo conservó hasta el fin de su existencia.

La joya templaría y del mudéjar en el valle del Isuela es el Castillo de Mesones, Bien histórico artístico y de interés cultural, es uno de los castillos de arquitectura militar mejor conservados en Aragón. De influencia gótica italiana, está emplazado en la parte alta de la localidad y abarca una extensión de 3000 m2. Sancha de Abiego, tras pertenecer a las familias Ortiz y Lizana, lo donaría en 1175 a la Orden del Temple hasta su disolución y sería en 1369, cuando Pedro IV lo cedería a D. Lope Fernández de Luna, arzobispo de Zaragoza, para su reconstrucción. A él le debemos lo que hoy podemos ver. Tras su muerte pasó a su hermana Toda Fernández de Luna, y por herencia, a su sobrino Pedro Ximénez de Urrea, cuyos sucesores serían los Condes de Aranda. Hoy de propiedad municipal.

patrimoniumedu.wordpress.com  info@festivalesdeloscastillos.es

 Hermano Carlos M. Gradolí.

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TORRE DEL ANGEL Y PALACIO DE LA ALMUDAINA






Se denomina "Torre del Ángel" debido a que presenta una estatua en cobre de un ángel, el Ángel San Gabriel, patrón  de Palma. Situación

Historia

Se encuentra en una privilegiada posición dominando la bahía de Palma.
El Palacio de la Almudaina se halla frente a la Catedral de Palma.

Fue el primer lugar de asentamiento de los romanos en 123 a. DC.

Después bajo el dominio islámico, se construyó un autentico alcázar que servía de residencia al valí o gobernador sarraceno.
De esta época, el palacio toma su actual composición.

Almudaina en árabe significa ciudadela, recinto fortificado.

Pero con la conquista catalana de Mallorca, en 1229, el edificio se modificó otorgándole rasgos palaciegos para convertirlo en la residencia de los reyes de Mallorca.

Jaime II lo utilizaba como residencia de verano, pues su corte real la tenía en Perpiñán.


Con la integración de las Islas Baleares en la Corona de Aragón el palacio se convirtió en la residencia de los virreyes.
Hoy en día es Museo del Patrimonio Nacional.

Descripción

Es la torre que más destaca del conjunto palaciego.


Se trata de la Torre del Homenaje.

Se denomina "Torre del Ángel" debido a que presenta una estatua en cobre de un ángel, el Ángel san Gabriel, patrón de Palma.

Función


A raíz de fuertes ataques piratas en el siglo XVI, Mallorca estableció un sistema de defensa costera por medio de torres de señales que permitía intercomunicarlas entre sí y alcanzar finalmente la Torre del Ángel como último lugar del gobierno de Mallorca para responder ante los ataques.

En 1595 ya existían 30 torres y se intentan crear otras nuevas para controlar definitivamente todos los puntos de la isla y agruparlos en torno a la Torre del Ángel.


Con la integración de las Islas Baleares en la Corona de Aragón el Palacio de Almudaina se convirtió en la residencia de los virreyes


Situación:

Se encuentra en una privilegiada posición dominando la bahía de Palma.
El Palacio de la Almudaina se halla frente a la Catedral de Palma.

Historia:

Fue el primer lugar de asentamiento de los romanos en 123 a.d.c.
Después bajo el dominio islámico, se construyó un autentico alcázar que servía de residencia al valí o gobernador sarraceno.
De esta época, el palacio toma su actual composición.

Almudaina en árabe significa ciudadela, recinto fortificado.
Pero con la conquista catalana de Mallorca, en 1229, el edificio se modificó otorgándole rasgos palaciegos para convertirlo en la residencia de los reyes de Mallorca. Jaime II lo utilizaba como residencia de verano, pues su corte real la tenía en Perpiñán. Hoy en día es Museo del Patrimonio Nacional.


Descripción

Se caracteriza por presentar fuertes y altas murallas.
Se trata de una verdadera fortaleza.
Es de planta rectangular.
Lo conforman 4 torres cuadradas iguales y una quinta que destaca del conjunto y es la Torre del Homenaje.
Esta torre se denomina " Torre del Ángel " porque presenta en todo lo alto una escultura de cobre del patrón de la ciudad de Palma, el Arcángel San Gabriel
.


Elementos arquitectónicos


En su interior hay que reseñar por su importancia:
la capilla gótica de Santa Ana cuyo portal es de estilo románico,
el patio de la reina la torre del Homenaje presidida por la estatua de un ángel. En los alrededores del palacio se encuentran los famosos jardines del Rey.

Los Baños árabes

Los Baños árabes de Palma son casi el único monumento de la dominación musulmana que se conserva en la isla junto con el Palacio de la Almudaina y la ciudad árabe enterrada. Están en el recinto Medina Mayurka. Aunque no hay muchos datos, su fecha podría ser el s. X. Estos baños son iguales a los que estaban en otras ciudades islámicas y eran lugares de reunión y placer que copiaron de los romanos.


Hay una sala de superficie cuadrada con cúpula de media naranja, 12 columnas y 25 lucernas, muchas están todavía tapadas. Es el Caldarium.

Los capiteles son todos diferentes porque aprovechaban otras construcciones anteriores, normalmente romanas, en la Mezquita de Córdoba pasa lo mismo, muchas de sus columnas eran recicladas romanas.

El Caldarium era para los baños caliente, su suelo estaba formado por un doble pavimento, por entre cuyos huecos, circulaban los humos calientes del hogar, caldeando así el pavimento y el ambiente (sistema hipocausto). Para intensificar la acción de ciertos baños, se echaba agua en el piso superior, la cual al evaporarse rápidamente dada la temperatura a que estaba éste, producía un ambiente intenso de espeso vaho. Contigua a esta sala, hay otra que podría ser el Tepidarium (cuarto de baño tibio) con bóveda de cañón. Estos baños seguramente estaban adosados al palacio o alcázar de un notable árabe, del que formarían parte.

Se trata de una sala de superficie cuadrada con 12 columnas que soportan una cúpula con diversas aberturas redondas. Esta sala estaba destinada a los baños calientes y para ello disponía de un doble suelo con huecos por donde circulaba el agua caliente y el vapor. La diversidad estilística de los capiteles se debe a que en su construcción posiblemente se aprovecharon materiales procedentes de otros edificios.

Construidos en el siglo XI y conservados sólo parcialmente, ya que no quedan restos de la sala de baños fríos, estos Baños árabes posiblemente formaban parte del palacio de algún noble musulmán. Medina Mayurca, la actual Palma, fue refundada por los musulmanes sobre restos romanos.

Los árabes transformaron a partir del siglo X la antigua ciudad y realizaron un complejo sistema hidráulico para el centro urbano y su huerta. También edificaron el alcázar conocido como la Almudaina, que fue transformado a partir del siglo XIII por los conquistadores catalanes.

NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM