Queridos Hermanos Templarios, considerad que siempre se
habla de la tibieza del alma y muchas veces no nos damos cuenta de qué fácil es
ser tibios, simplemente por poner un ejemplo; el menosprecio de las cosas
pequeñas, de las faltas ligeras, o en fin de las reglas menudas. Nada puede
haber pequeño en todo aquello que pueda agradar o desagradar a un Dios tan
grande y el mismo Jesucristo nos advierte: "que quién es fiel en las cosas
pequeñas lo será también en las grandes y el que no fuere en las unas no lo será
en las otras". La perfección consiste en la unión y práctica de muchas
virtudes pequeñas. ¿Querer solo hacer cosas grandes por Dios es no querer hacer
nada por Él, porque siendo nosotros la suma pequeñez que podremos hacer por
Dios que sea grande?? confundámonos de
la ceguedad en la que hemos estado hasta aquí y pensemos que no se debe
menospreciar cómo cosas de poca importancia aquellas que, aunque parezcan
pequeñas, son la base y principio de cosas muy grandes y aún de la misma
santidad. considerad que no ser frío ni caliente en el servicio de Dios,
arrastrarse más que andar por los caminos de la virtud, eso es ser tibio en el
alma.
Un alma tibia no quisiera cometer pecados mortales, pero
cómete con facilidad y sin escrúpulos veniales, no quisiera dejarse llevar de
la cólera pero es agria y áspera en sus respuestas, seca e impaciente en su
trato, no murmurara de una falta grave del prójimo, pero gusta de entretenerse
en los defectos de otros y de hacer de ellos la sal de su conversación. La
abierta deshonestidad le horroriza, pero se goza en la vida delicada, regalada
y perezosa, no desea los bienes ajenos, pero guarda y conserva con sobrado
asimiento los propios hasta el punto de no dar limosna ni pudiendo hacerlo,
emplease en buenas obras pero con frialdad y con intención no muy pura, llegase
a los sacramentos, confiesa a menudo, frecuenta la comunión, pero ni se prepara
mucho, ni se enmienda, ni tiene más fervor cuando comulga lo que suele hacer
por costumbre y rutina, reza algunas oraciones pero sin intención ni devoción,
así pues aunque las obras sean buenas no están bien hechas, por qué haciéndolas mal o por motivos naturales les
falta espíritu interior y obrar de esta manera es no obrar bien ni como Dios
quiere. El alma tibia quiere ser Santa pero sin las virtudes necesarias para la
santidad, quisiera, en fin, salvarse pero sin que le costase trabajo y ganar el
cielo pero sin hacer esfuerzo en ello. ¿Pero y nosotros que nos llamamos
templarios, soldados de Cristo, su milicia estamos en condiciones de ganar el
cielo? podemos mirar a la cara de
nuestro Señor y decirle que somos soldados de Él. Que nuestras almas son un
ejemplo entre la humanidad. Seamos firmes en nuestros propósitos defendamos la
santidad del individuo y mostrémonos cada día como verdaderos Caballeros de
Cristo, soldados de su blanca milicia y en nuestra lucha diaria mostrémonos
como verdaderos hijos de Él. Imitémosle en todo aquello que podamos, para que Jesús
el Cristo no tenga que avergonzarse de nosotros ante el Padre. Seamos misericordiosos
y caritativos, no olvidemos Hermanos que nuestro Señor no halló posada, pues la
gente ignoraba de quién o quiénes eran María y José, pues llegando Dios a sus
puertas no le conocían, ni sabían el bien que les venía, por eso si podéis no os neguéis en ayudar pues nunca sabréis si al
que le negáis vuestra ayuda pudiera ser
el mismo Dios
GRAN MAESTRE JOSE M. NICOLAU
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM