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domingo, 31 de mayo de 2020

REFLEXIONES DEL MAESTRE


Querido Hermano Templario, mira a Cristo venciendo a Satanás, y pide a tu divino capitán, Jesús, no ser nunca engañado ni vencido por el enemigo de tu alma.

Considera Hermano cómo se atrevió el demonio a tentar a Cristo para que no te desconsueles si te hallares tentado, y para animarte con su ejemplo a sufrir y guerrear hasta vencer al enemigo.

La primera tentación de Cristo fue de gula. Pues mostrando Cristo hambre, le acometió Satanás con la tentación de la gula, como el capitán que bate la fortaleza por la parte que ve flaquear el muro; y así, mostrando tu hambre por satisfacer cualquier pasión desordenada, enseguida por ahí te acometerá Satanás. Cristo vence con la confianza en Dios, que empeñó su palabra de no desamparar a los suyos en las necesidades;  confía en su bondad, que no te dejará en las tuyas.

La segunda tentación fue de presunción. Considera como llevó el demonio a Cristo al pináculo del templo, y allí le persuadió que se arrojase desde él, confiando con vana temeridad que Dios enviaría a sus ángeles para que le llevasen en palmas y no se hiciese mal. 
Aprende las astucias del demonio y no te dejes engañar de sus lazos; huye como Cristo de la vanagloria y presunción con verdadera humildad si quieres salir vencedor de las tentaciones. Nunca vencerás si presumes de ti con temeridad o te pones en peligro de alma y cuerpo contra la voluntad de Dios.

La tercera tentación Hermano, fue de soberbia. Desde el templo llevo el demonio a Cristo a un monte elevado, y le ofreció, si le adoraba, todas las honras y riquezas del mundo. Considera que fuerte arma es la codicia de los bienes temporales y el afán de los honores, pues confía en ellos el demonio para poderle vencer, no habiendo podido con las otras tentaciones; guarda tu corazón libre de su afición, por que no caigas en sus lazos. Mira como las despreció Cristo, y llora tu flaqueza y tu malicia, ya que tantas veces has hincado la rodilla delante del demonio por intereses humanos. Hermano con la humildad de Cristo huyó el demonio derrotado.

Resistele tú con valor y huirá de ti;  y vendrán los ángeles enviados de Dios y te coronarán con la Victoria; gózate de ver a tu Capitán coronado de este modo. Pídele gracia y fortaleza para jamás doblar la rodilla ante ningún ídolo, y ser esclavo y soldado de solo Dios, nunca del demonio, del mundo, ni de la carne, porque tú eres un Templario.

Fr. ++++  José Miguel de Nicolau y González

NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM