ENLACES

jueves, 4 de junio de 2020

CONVENTO E IGLESIA DE SAN BERNARDINO


El convento de franciscanos observantes de San Bernardino de Sena fue fundado en 1607, por iniciativa del padre Pedro Santandreu, guardián del convento de San Francisco de Palma y natural de Petra. Inmediatamente se construyó un primer templo, el espacio del cual corresponde a la actual capilla de Belem.

En 1657 se empezó a edificar la iglesia y las obras, dirigidas por el maestro de obras Francesc Oliver, finalizaron en 1677. A finales del siglo XVII se finalizó el claustro y la mayoría de las dependencias del convento. Aquí estudió fra. Junípero Serra en la primera mitad del siglo XVIII. La comunidad religiosa fue exclaustrada con la Desamortización de 1835 y fueron vendidas buena parte de las dependencias conventuales. En 1969 los franciscanos menores volvieron al convento, en un espacio sensiblemente reducido.
La iglesia conventual, de tradición renacentista, tiene un portal mayor con arco de medio punto en la fachada principal, ábside de muros convergentes y bóveda de casetones. A los laterales, vemos los nichos que ocupaban sendas imágenes de santos franciscanos, hoy desaparecidas.

A la izquierda de la fachada se levanta el campanario, de sección cuadrada. El antiguo portal del convento, adintelado, se sitúa a la izquierda de la fachada del templo. El interior presenta una nave, con cubierta de bóveda de cañón y seis capillas laterales, abiertas con un arco de medio punto. El presbiterio, de muros convergentes, acoge el retablo mayor, de 1721, presidido per una talla de la Inmaculada, con Sant Juan de Capistrano y Sant Jaime de la Marca en los laterales, y Sant Bernadíno, titular del templo, en el ático.
Las capillas de la derecha o de la Epístola son: la de las Almas o del Santo Cristo; la de santa Clara; el portal lateral; la de Sant Antonio de Pàdua; la de la Virgen de los Ángeles y la de Sant Buenaventura. En el lado de la izquierda o del Evangelio, tenemos la capilla del Belem, la del Beat Ramón Llull, la del antiguo órgano, la de Sant Francisco (con retablo obrado por Gaspar Oms Batle en 1723), la de Sant Dídac o de Sant Salvador d’Horta, y la de santa Rosa de Viterbo, con una imagen de Sant Miquel en el ático. Todos los retablos son barrocos.

La sacristía contiene una pila lavamanos con una imponente decoración barroca y con la fecha de 1727. Hay también un museo dedicado a exponer objetos de culto y a recordar las misiones californianas del beato Junípero Serra. Del claustro sólo se conservan algunos vestigios y unos arcos correspondientes a la reconstrucción parcial que hizo el arquitecto Gabriel Alomar.
En el antiguo corredor de acceso a las estancias conventuales, se conservan unas interesantes pinturas murales. Delante del convento se levanta un monumento que conmemora el bicentenario del nacimiento de fra. Junípero Serra.

Les cuatro baldosas que decoran la peana representan diversos motivos de la vida del franciscano petrer: la primera, en el convento, al lado de la casa familiar; la segunda, de misionero, en acción de predicar; la tercera, en el momento de recibir la comunión, antes de morir y la cuarta, la misión de San Carlos Borromeo, donde murió.

NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM