Antiguo palacio
de los Reyes de Mallorca
El antiguo
palacio de los Reyes de Mallorca fue mandado construir por Jaime II en 1309
sobre una base de origen islámico que posiblemente era el alcázar del emir
Mubashshir Nasir Al-Dawla, fallecido en 1114. Esta situación coincide con el
modelo de los palacios rurales islámicos, situado sobre una colina de amplio
dominio visual.
En 1583, por
donación real de Felipe II, se instaló una comunidad de monjas concepcionistas,
fundada por la señora doña Francina de Puigdorfila. Para constituir la nueva
comunidad, el obispo de Mallorca, Joan Vich i Manrique, eligió tres monjas del
monasterio de Santa Margarita de Palma: sor Aina de Puigdorfila, sor Úrsula
Cotoner, hija del caballero Nicolau Cotoner i Sala, y sor Mariana Aixartell,
las cuales tomaron posesión del nuevo monasterio el 6 de enero de 1583.
Durante los
primeros años, la nueva comunidad siguió la regla de san Agustín. Poco después
ingresaron seis nuevas monjas y también sor Margarita Santjoan i Cotoner,
procedente del monasterio de Santa Magdalena de Palma. Ésta fue la segunda
priora, a partir de 1590, momento en que la comunidad cambió la regla
agustiniana por la franciscana clarisa, con motivo del ingreso dentro de la
orden concepcionista, fundada en 1489 por santa Beatriz de Silva.
Las obras de
adaptación y ampliación del convento, especialmente intensas en el siglo XVII,
dieron al conjunto una fisonomía a medio camino entre un pasado
monárquico-residencial y un cenobio de clausura estricta. Las religiosas
taparon las ventanas con celosías, edificaron la cocina y otras salas,
reforzaron las paredes de tapial e hicieron nuevos techos de crucería, que
sustituyeron los antiguos artesonados de madera.
Entre 1616 y
1686 recuperaron las siete propiedades que formaban parte del antiguo palacio y
que habían sido vendidas a particulares después de 1348. En 1686 volvieron a
ocupar toda la manzana de “les Monges”. En 1987 se reformó la torre del
homenaje. El convento de Sineu era una de las comunidades de monjas de clausura
más pobres de Mallorca y, para subsistir, se dedicaron a actividades
artesanales (elaboración de botones y pasamanería), de repostería (confituras,
buñuelos, cocas y “congrets”) y a la tarea de la cría de gusanos de seda, que
servían para hacer paños, muy preciados. A la izquierda de la iglesia del
convento, en el muro que forma ángulo recto con el templo, se encuentra la
portería, con portal adintelado coronado por el escudo franciscano.
El vestíbulo
es de planta rectangular, con cubierta de dos tramos de bóveda de arista y
claves con motivos religiosos, seis columnas de fuste delgado levantadas sobre
bancos y embebidas en la pared. En el paramento de la derecha hay un portal de
arco de medio punto y un torno enmarcado de baldosas, que define la clausura.
Por este portal se entra a la clausura, a través de un largo vestíbulo llamado
Sa Llongeta, cubierto de bóveda de arista, y que comunica don el llamado Patio
de la Reina.
La antigua
sala capitular, descrita aún por el Arxiduc, es la actual sala de costura, con
una columna anillada con fuste estriado que aguanta la gran jácena del
envigado. En el piso superior, al que se accede a partir de una escalera de
tradición renacentista, se extienden los corredores que distribuyen las
distintas celdas.
Del interior
del actual recinto conventual, destaca la torre del homenaje, de planta
rectangular i coronada por cuatro almenas, con portal de acceso de medio punto
y canecillos que sostienen el artesonado, i el huerto-jardín posterior. Al
fondo se levanta una capilla neogótica, de 1880, que acoge el cementerio.
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA