Día 18 de Mayo, nuestro destino ya estaba escrito, debíamos
de volar a Valencia para encontrarnos allí con nuestros queridos Hermanos y
Hermanas de la SMOTH-POCAC.
El lugar de reunión la Catedral de Valencia, pues allí
habíamos sido convocados; para recibir en la capilla del Santo Caliz el
nombramiento como Guardianes del mismo. Nombramiento que a través del Maestre
J.M.Nicolau y del Gran Prior de España Fray Nivardo, se hacía extenso a todos
los Grandes Prioratos existentes en nuestra Orden, y por ello el mundo
Templario se regocijaba de alegría, pues de alguna forma, tras 702 años el
Temple recibe algo en Justicia, pues siendo de Dios como somos, cuanto más
hemos de alegrarnos, por sentirnos reconocidos; por nuestra labor y ante el
Santo Cáliz y nuestra Santa Madre Iglesia.
La ceremonia transcurrió llena de emociones desde principio
a fin, sentíamos la presencia de nuestros Hermanos en aquel momento mágico, un
honor ser reconocidos como guardianes de tan hermosa reliquia, además de
sentirnos recompensados por nuestra labor en defensa de la cristiandad, de
nuestra Santa Madre Iglesia y del prójimo, pues nosotros LA SMOTH-POCAC si somos
verdaderos soldados de la Blanca Milicia de Cristo.
Y llegó el momento tan ansiado, el momento tan esperado por
todos, el Gran Maestre Jose Miguel Emilio Nicolau y Gonzalez en presencia de
todos, recogía el Baussant y llevándolo frente al altar, se arrodilló en
reverencia ante los sacerdotes oficiantes de la Santa Misa y del Santo Cáliz y
en ese momento lleno de amor, humildad y esperanza, a nuestro Baussant le fue
impuesta la medalla o insignia del Santo Cáliz y con ello todos los Caballeros
de esta Orden, TODOS eran reconocidos como Guardianes del Santo Caliz y por
ello damos gracias a Dios, a nuestra amada Virgen Maria Santisima, a nuestro
querido santo patrón San Bernardo de Claraval, a todos los Hermanos que han
hecho posible esta labor y este triunfo, por haber alcanzado tan merecido
reconocimiento, pues hoy se ha hecho historia. El Temple renace y renace para
mayor gloria de Dios, de nuestra Santa Madre Iglesia y para honrar al Temple.
Seguiremos trabajando por amor a Dios y al prójimo, tal y
como nos dicta nuestro Señor Jesucristo y para Él sea toda la gloria, por los
siglos de los siglos, Amén.
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM