Para mayor Gloria de Dios, nuestras filas aumentan de
forma exponencial y además, nuestros nuevos miembros muestran cada
vez una mayor especialización y compromiso, en gran parte por la
formación vez más completa y también porque la labor de nuestra Orden
cada vez es más conocida por todos los rincones del mundo.
Antes de comenzar la investidura, nuestro Gran Maestre pronunció unas palabras a los presentes, agradeciendo a todos los amigos, familiares y simpatizantes su asistencia, así mismo y especialmente a las diversas autoridades que acudieron a tan solemne ceremonia, para continuar como en cada investidura, con un mensaje para los hermanos presentes, de vital importancia pues supone la primera enseñanza de los postulantes tras ser investidos, cargada de la Palabra de Dios como no puede ser de otra manera, pues es la única guía que Dios nos dejó en la Tierra a través de su hijo Jesús para que todos pudiéramos seguir sus pasos por el sendero que solo lleva hasta a presencia del Padre.
Queridos hermanos tomad conciencia real y absoluta del compromiso que habéis contraído con Dios al realizar el juramento y, si tenéis el más mínimo atisbo de duda, meditad antes de actuar en contra de vuestro juramento, pues una vez hecho, incumplirlo implicará rendir cuentas al Altísimo directamente.
En este sentido, he de decir haciendo honor a la verdad, que absolutamente
todos los novicios de capítulo han mostrado gran arrojo, convicción
y decisión, dispuestos a dar su vida al servicio del Padre.
Por otro lado, en el aspecto más espiritual, se ha sentido al Espíritu Santo moviéndose entre los presentes durante toda la investidura, gozoso al recibir a sus nuevos soldados en su Blanca Milicia, ardiente en cada abrazo de sus hijos que se reencuentran tras meses sin verse, manifestando su alegría y dicha en toda su creación en un lugar donde tantas y tantas horas de oración se han dedicado a Nuestro Señor.
A partir de hoy sois soldados de la Blanca Milicia de Cristo y Mariana
además, por lo que tanto de día como en la noche, vuestro comportamiento debe
ser ejemplar y dar testimonio con él, de lo que significa ser un soldado de
Dios, ya que seréis observados por el Padre, aquel que todo lo ve, recordad la
Palabra de Dios en Mateo 6:6 “pero tú, cuando ores, entra en tu
aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu padre que está en secreto,
y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.”
No temáis a las tribulaciones, más bien dad gracias por ellas, pues son una enseñanza con la que Dios os forma y hace de vosotros mejores soldados para combatir al mal en todas sus formas, recordad que Dios es con vosotros y por ello, ¿quién contra vosotros?, no olvidéis que hasta el maligno está sometido a las órdenes del Padre, pues jamás podrá llegar más allá de donde Nuestro Padre le permita, y aquí mis queridos hermanos entramos nosotros, barrera firme e infranqueable para el mal en la tierra, donde con nuestra luz, dada por la pureza de Dios en nuestro corazón, cegamos a los huestes de maldad. Bienvenidos al Temple hermanos.