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jueves, 21 de octubre de 2021

PERDIDA DE UN HERMANO

 FR. + JUAN CARLOS SOTOCA

Silencio y paz.

Fue llevado al país de la vida.

Para qué hacer preguntas?

Su morada, desde ahora, es el Descanso,

y su vestido, la Luz. Para siempre.

Silencio y paz. ¿Qué sabemos nosotros?


Dios mío, Señor de la Historia y dueño del ayer y del mañana, en tus manos están las llaves de la vida y de la muerte. Sin preguntarnos, lo llevaste contigo a la Morada Santa, y nosotros cerramos nuestros ojos, bajamos la frente y simplemente te decimos: está bien. Sea.

Silencio y paz.

La música fue sumergida en las aguas profundas y todas las nostalgias gravitan sobre las llanuras infinitas.

Se acabó el combate. Ya no habrá para ella lágrimas, ni llanto, ni sobresaltos. El sol brillará para siempre sobre su frente, y una paz intangible asegurará definitivamente sus fronteras.

Señor de la vida y dueño de nuestros destinos, en tus manos depositamos silenciosamente este ser entrañable que se nos fue.

Mientras aquí abajo entregamos a la tierra sus despojos transitorios, duerma su alma inmortal para siempre en la paz eterna, en tu seno insondable y amoroso, oh Padre de misericordia.

Silencio y paz.

Oh buen Jesús, que durante toda tu vida te compadeciste de los dolores ajenos, mira con misericordia las almas de nuestros seres queridos que están en el Purgatorio. Oh Jesús, que amaste a los tuyos con gran predilección, escucha la súplica que te hacemos, y por tu misericordia concede a aquellos que Tú te has llevado de nuestro hogar el gozar del eterno descanso en el seno de tu infinito amor. Amén.

Concédeles, Señor, el descanso eterno y que les ilumine tu luz perpetua.

Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.

NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM