La necesidad de contar con lugares de culto que
satisficieran las necesidades espirituales de la época y la urgente necesidad
de poseer lugares comunes para resguárdeseles de los ataques de los piratas
hizo que, en determinadas zonas rurales alejadas de las protecciones de las
murallas de Ibiza, se construyeran iglesias que debían contar con las dos
funciones comentadas: culto y protección El primer obispo de Ibiza, en 1785
escribe:
“Para guarecerse los de Ibiza de las invasiones d los moros
y tener algún consuelo espiritual, edificaron los fieles en los extremos de las
isla, y a donde no alcanzaba la protección del castillo, una especie de
torreones en cuyo centro formaron una capilla, y sobre ella la atalaya y asilo
donde refugiarse en caso de las sorpresas de los moros. Estos torreones son el origen de las parroquias foráneas de
Ibiza donde existen todavía, y algunas de ellas conservan sobre su bóveda los
cañones de artillería y otras armas defensivas de que se ayudaban los naturales
en sus ocasiones."
San Jorge representa un claro ejemplo de este tipo de
iglesias fortaleza. La iglesia de San Jorge presenta hoy en día el mejor ejemplo
de los aspectos más fidedigno de lo que debió de ser la primitiva construcción. Es de una sola nave, en forma de tronco de pirámide
rectangular.
Los paramentos son altos. No presenta vanos al exterior y se
corona de almenas. Poseía matacán y buera que defendían la entrada a la puerta. Aunque hoy han desaparecido algunos de ellos. Los muros son gruesos y su aspecto exterior delata
claramente la impresión de fortaleza.
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM