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viernes, 17 de abril de 2020

REFLEXIONES DEL MAESTRE


Querido Hermano Templario, considera como cuando Nuestros Señor, fue entregado a los soldados por Caifás, estos vendaron los ojos de nuestro Señor para darle escarnio y proferirle burlas, hiriendo así, furtivamente, su rostro, diciéndole:"¿Adivina quién te dio?.

Aquí puedes ponderar a Cristo nuestro Señor lleno de muchas penas y trabajos, sufrimientos y pesares, ultrajado y menospreciado de todos, grandes y pequeños; y no fue la menor pena el verse vendado en sus divinos ojos, porque más a su salvo le pudiesen sus enemigos herir en el rostro, entendiendo ellos que de aquella suerte no los vería; porque es propio de los grandes pecadores desear no ser vistos para poder pecar más libremente, pero no por esto dejaba de verlos con los ojos de su alma y su divinidad; por qué era Dios, cuyos ojos, dice el sabio, contemplan en todo lugar al bueno y al malo, y al bien, o mal que cada uno hace. De aquí sacarás que cuando pecas, olvidándote de que Dios te mira, tú eres el ciego y el que te engañas, tapando tus ojos con el falso y negro velo de tu pasión, pasión mundana; que los de Dios muy claros y descubiertos están sobre ti, mirando tus obras, pensamientos y palabras; y así, y por ello, teme, Hermano Templario, de hoy en adelante ofender a este Señor, trayendo siempre en tu memoria este dicho admirable: "Mira que te mira Dios..."

Fr.++++ Jose Miguel de Nicolau y Gonzalez

NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO D
GLORIAM