Las casualidades no
existen, sino más bien las causalidades. Para los no creyentes, los sucesos que
ocurren en nuestra vida diaria son causados por nosotros mismos, pero los
cristianos profundizamos un poco más y, descubrimos que, efectivamente son provocados
por nosotros pero que, quien nos guía es Dios, quien nos cierra una puerta a la
que estamos llamando de forma empecinada es Dios, para abrirnos otra puerta
mayor que nuestra mente no es capaz ni de tan solo imaginar.
Os preguntareis mis
hermanos el motivo de hacer esta referencia en la introducción de lo que
debería ser un breve escrito explicando mi sentir en la que ha sido mi investidura,
pero, así como el Padre hace que todo sea perfecto entrelazando cada hecho y
circunstancia, aquí quiero poder transmitiros la profundidad de mis
sentimientos, hasta el punto que consiga transmitiros con estas palabras, mi
amor inmenso por servirle a Él y aún más como Pobre Caballero de Cristo.
A la pronta edad de
7 años, estando veraneando en Santa Pola, Alicante, en casa del hermano de mi
abuela, mi tío abuelo Matías, el cual considero, junto con mi abuelo, ejemplo
que decidí seguir para hoy ser el hombre que soy, recuerdo que subí a la planta
más alta de su casa, donde sólo tenía su despacho, el cual recuerdo lleno de
libros y de apuntes de sus investigaciones. Nadie subía a ese despacho excepto
su mujer para avisarlo de que la comida estaba servida y poco más o salvo si
alguien era llamado. En mi caso, subí porque, siempre me encantaba estar con
él, pues cada segundo que pasaba a su lado era un gran aprendizaje el que
obtenía, y al llegar arriba, parecía que me esperase y me dijo ven hijo
siéntate aquí a mi lado. Tras sentarme, me dijo, ¿alguna vez has oído algo
sobre la Orden del Temple o los caballeros templarios?, a lo que evidentemente
contesté con un no, y bendita la hora porque la siguiente pregunta fue si me
gustaría conocerlos, a lo que dije que si…escribo estas palabras y recuerdo en
mi mente la escena, no os negare mis hermanos que la nostalgia y el amor han
hecho que pause un par de veces mi escritura.
Fue aquí donde
comenzó mi aprendizaje, de la mano de uno de mis dos maestros en la vida, de
mis dos figuras paternas y de una de las personas más importantes en mi vida,
cuyo espacio en mi corazón es mayor que el que ocupa cualquier otra persona que
no sea mi hija. El resto de días fueron un aprendizaje de amanecer a ocaso,
veíamos el amanecer con nuestras bicicletas antiguas de la marca BH en el paseo
marítimo y me enseñaba la importancia de la vida, los peces que parecían nadar
sin sentido pero que tenían su función en el mundo, el sol que parecía servir
solo para poder ver, al menos en la mente de un niño de 7 años, descubrí que
poseía muchísimas más funciones de vital importancia para nuestra existencia…sin
darme cuenta en aquel momento, no solo me hablaba del Temple, sino que me
hablaba de Dios, y lo hacía desde la base y fundamento de toda su Palabra, el
AMOR.
Una vez terminadas
las vacaciones, continuábamos el estudio con nuestros respectivos ordenadores,
aún recuerdo el ordenador inmenso que tenía mi madre y que usaba para
escribirle a mi tío los estudios que iba realizando y las dudas que iba
teniendo que eran demasiado complejas como para hablarlas por teléfono.
Recuerdo aquellas lecturas que realizaba previa supervisión de él para evitar
llenarme la cabeza con falacias que me desviaran de la búsqueda de mi sitio en
la vida.
Mientras más iba
descubriendo, más quería saber y lo mejor de todo, es que más aún quería ser
como ellos, esos caballeros que renunciaban a los placeres mundanos para seguir
los pasos de Jesús por el sendero que solo lleva hasta el Padre. Tantos
misterios que aún hoy tras 25 años de investigación y estudio, no he llegado a
resolver, en mayor medida por el poder e influencia mal ejercida de la Iglesia
Católica directa e indirectamente, tanto en cuanto por su persecución nuestros
hermanos debieron esconderse y ocultarse todo lo posible y de forma directa por
la ocultación de toda la información que obtuvieron nuestros hermanos de la
Orden del Temple a la que creyeron haber exterminado y silenciado por toda la
eternidad.
Toda esta
investigación de tantísimos años ha ido acompañada en todo momento de las
enseñanzas diarias del Padre, el cual me guiaba con lo que se suele conocer
intuición y que yo defino más bien como escuchar y hacer lo que el Espíritu nos
dice, pues como sabréis Dios vive en nosotros, pues al crearnos nos dio el
soplo de vida que es nuestro espíritu y conexión directa con Él.
Aunque no es algo
que cuente a cualquiera, más bien me sobran dedos en una mano cuando cuento las
personas que lo saben con detalle, pues la inmensa mayoría me podría tachar de
lunático, fanático, o cualquier otro adjetivo totalmente apartado de la
realidad, en mi infancia Dios me reveló en sueños lo que yo debía ser, el
propósito que tenía para mí en la vida, ser su soldado, haciendo el bien y
aplicando su justicia que no la mía. Hoy tengo una profesión en la que hago el
bien y aplico su justicia, siendo su mero instrumento para la ejecución de su
Obra…quizás no fui el primer llamado de mi familia, pues mi tío abuelo, del que
antes os hablé también fue Guardia Civil, así como su padre, mi bisabuelo, que
fue Sargento de la Guardia Civil y el primero en entrar en el Cuerpo de la familia,
siendo hoy yo quien continúa este servicio tras 101 años.
No puedo negar, que
durante muchísimos años, a la vez que proseguía mi estudio, llevaba otro
paralelo con mayor énfasis que era el de descubrir si en algún momento la Orden
permaneció continuándose en la clandestinidad hasta nuestros días, siendo
imposible descubrirlo, por lo que busqué al menos una Orden que, si bien no
fuera continuación directa de la original, descendiente de los caballeros huidos
cuando nuestro Gran Maestre Jaques de Molay era quemado en la hoguera de forma
tan injusta y atroz, pero solo encontraba falsas denominaciones, movidas por
interesas mundanos, títulos, poder, dinero, o simplemente estafadores que
decían ser algo de lo que no dan testimonio ser y como dice la Palabra del
Padre en Mateo 7:15-20 y en Lucas
6:43-44, 15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros
con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de
los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo
da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo
dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en
el fuego.20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
Cuando ya dejé de
buscar para evitar más decepciones, decidí ser como un Caballero debe ser,
cumplir mi misión sin más hábito que el de mi testimonio ni más gloria que la
de ser un mero instrumento de mi Padre, dejando que fuese Él quien me llevase
ante la Orden del Temple que realmente sea así, como tanto busqué.
Un día, hablando
con un párroco muy amigo mío, salió a referir en la conversación el Padre, algo
lógico entre hombres de Dios, comentándome que un gran amigo mío al que quiero
mas como familia que como amigo llamado José Antonio, era miembro de la Orden
del Temple, momento en el que mi cuerpo sintió de nuevo lo que tantos años
hacía que no sentía, emoción por descubrir la continuación de la Orden a la que
con pasión servía sin ser parte de sus miembros.
Sin dudarlo un
instante, llamé a “primo”, mi gran amigo José Antonio, y le expuse brevemente
mi trayectoria estudiando e investigando el Temple en el pasado y en el
presente, por lo que me dio el número de teléfono de un hermano que se
encargaba de la reclutación de miembros para la Orden, Fr. +++ Fermín.
Tras diversos
intentos, no conseguíamos mantener una conversación y, un día mientras esperaba
en el médico sonó el teléfono, era al fin tan esperada llamada de Fr. +++
Fermín, llamada en la que ambos seriamos mutuamente evaluados, él para yo ver
si lo que me explicaba de la Orden encajaba con lo que los estudios de mi vida
me dictan que debe reunir aquella Orden que diga ser del Temple para realmente
ser considerada como tal y yo para él ver si yo era digno de entrar en la
Orden…bendita hora y media casi dos de conversación, pues conforme iba
escuchando mi sensación de entusiasmo aumentaba al reconocer a un hermano sin
conocerlo de nada y a la verdadera Orden
del Temple actual, siendo aceptado por ésta con los brazos abiertos y siendo
hoy Caballero del Temple, Templario, Soldado de Dios. Y fue aquí donde digo que
las casualidades no existen, pues yo he sido autor de mis actos toda mi vida
si, pero fue el Padre quien me susurraba al alma, desde mi Espíritu y que mi
cuerpo obedecía sin rechistar, fue nuestro Padre quien hizo que ese párroco
amigo mío mencionase que ese gran amigo mío era miembro de la Orden del Temple
y no cualquier otra parte de la Palabra que ambos estábamos comentando, fue
nuestro Padre quien, como le pedí hace muchos años, puso en mi camino la Orden
que, de haber seguido empecinado en encontrar, jamás habría encontrado, fue
nuestro Padre quien, en su plan perfecto, me puso en el corazón pedir destino aquel
2011 en la isla de Mallorca donde “causalmente” resulta que se encontraba el
Gran Maestre de la Orden que yo no conocía de su existencia, fue nuestro Padre
quien, sabiendo las penurias que pasaría este año puso en el corazón de mis
hermanos que me admitiesen en la Orden para no estar solo en esta batalla tan
severa, fue a nuestro Padre queridos hermanos a quien sentí en nuestra Vela de
Armas, fue a mi abuelo y a mi tío abuelo a quienes sentí conmigo allí sintiendo
su amor, orgullo, satisfacción y sobre todo el abrazo del Padre dándome la
bienvenida a sus filas como miembro uniformado de éstas, alentándome a seguir
así y una parte que mientras oraba en el recogimiento y silencio de la noche
guardaré para mí, pues son entre nuestro Padre y yo.
Qué decir de mi
investidura más que supuso un momento muy anhelado, sentir el escalofrío físico
que manifiesta el Cuerpo cuando el Espíritu Santo te abraza mientras la Cruz
que no la espada se inclinaba a mis hombros nombrándome Caballero en nombre de
la Santísima Trinidad. Momentos maravillosos que guardaré en mi corazón,
conversaciones enriquecedoras donde sientes el Espíritu entre los hermanos y
nuestro Páter, porque como dice la Palabra en Mateo 18:20 Porque donde están
dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Por conocer a mis
hermanos tras tantísimos años buscándolos, por formar parte de la Orden a la
que tanto busqué, por todo lo que cada día me da nuestro Padre, por poner a
personas maravillosas en mi vida, por mandarme las mayores tribulaciones para
formarme y madurar aún más en la Fe doy gracias a nuestro Padre, pues da sus
batallas más difíciles a sus mejores soldados y, pese a que a veces mi cuerpo
necesita llorar, necesita fumar tabaco, beber tres copas para aliviar el estrés,
el dolor y la ansiedad, cada día amanezco presentando mi ser a Dios, dando
gracias por un nuevo día y pidiéndole tenga a bien que me use para su Obra,
pues no hay mayor regalo que ese.
Si esta lectura
llega a manos de los hermanos de Capítulo, solo puedo decirles que no vean la
espada sino la cruz, no vean el manto blanco sino la pureza que representan y
que ellos deben mostrar para ser merecedores de portarlo, no vean la cruz
bordada en nuestros uniformes sino el rojo de la sangre de Jesús que derramó su
sangre haciendo el mayor sacrificio que un ser humano puede hacer para el
perdón de nuestros pecados y les sirva de motivación para luchar contra los
deseos mundanos que lo aparten de la pureza de nuestras capas. Estudiad las
carpetas que se os han dado por parte del Fr. Juan de Dios o cualquier otro
hermano que os las facilite, leed la Palabra de Dios, fuente de toda Sabiduría,
vivid vuestro día a día como si portaseis el uniforme de Sargento o Caballero
las 24 horas del día, pues si lo deseáis y sois dignos de ello, lo seréis, que
por vuestras obras el mundo os reconozca como hombres y mujeres de Dios, fieles
y leales servidores suyos y que, cuando os pregunten asombrados por que sois
así, podáis decirles que porque sois Templarios, Pobres Caballeros de Cristo,
hijos del Rey de Reyes y así, recuperar un alma para Dios, evangelizando y
alimentando almas con la Palabra de Dios, así como reprendiendo toda maldad que
se encuentre dentro de aquella persona que se nos acerque, con amor y
autoridad, y sobre todo mis queridos hermanos en Cristo, no caigáis en la
vanagloria sino todo lo contrario, recordando que sois humildes siervos de
Dios, a las órdenes de vuestros hermanos de mayor rango dentro de la Orden a la
que perteneceréis, simples instrumentos del Padre para la ejecución de su Obra
y que por tanto, toda la gloria y reconocimiento por vuestros actos no son para
vos, sino para el Padre, y para ello, grabaos a fuego lo siguiente…
Non Nobis Domine, Non Nobis, Sed Nomini Tuo Da Gloriam.
Y hasta aquí mis queridos hermanos lo que os puedo
transmitir sobre el sentir y crónica de mi investidura, solicitada por nuestro
Gran Canciller Hernando para compartirlo con nuestro Gran Senescal.
ORACIÓN.
Paternóster, qui es in caelis:
sanctificeturNomenTuum;
adveniatRegnumTuum;
fiatvoluntasTua,
sicut in
caelo, et in terra.
Panemnostrumcotidianum da nobishodie;
et dimittenobis debita nostra,
sicut et nos dimittimusdebitoribusnostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a Malo.
Padre te pido por el alma de nuestros hermanos caídos
durante toda la existencia de nuestra Orden, así como por los hermanos que hoy
la componemos, danos sabiduría y guía para luchar contra el mal, ejecutar las
acciones de tu Obra con la excelencia que merecen, no hacer daño inconscientemente
a quien no lo merece, más reprender sin odio pero con autoridad y siempre por
amor. Bendícenos Padre y ten a bien bendecirnos con la infraestructura que
necesitamos para poder agrandar nuestra presencia en este mundo y poder
equilibrar de nuevo la balanza que actualmente muestra mayor peso al mal en
este mundo, poder captar más almas antes de tu venida y hacer llegar el amor
que pones en nuestros corazones con el honor y disciplina que nos corresponde
como tus soldados que somos.
Gracias Padre por
todas las bendiciones que hoy nos das, por esas puertas que pensamos cerradas y
que parecen imposibles de abrir pero que solo tú mi amado Padre abres de par en
par con la facilidad en que un pequeño soplo mueve una pluma. No nos dejes
nunca Padre, pues sin ti estamos perdidos, sin ti nuestra existencia pierde
sentido, sin ti no somos nada ni servimos para nada.
Hago especial
petición Señor por el hermano que se encuentra debatiéndose entre la vida y la
muerte a causa de una mina, no te pido que se recupere ni que se muera, sino
que no sufra mi Señor, pues será designio vuestro si sigue luchando contra el
mal aquí en la tierra o lo llevas contigo a defender las puertas del Reino de
los Cielos a las órdenes del Arcángel San Miguel.
Amén.
Ave María,
gratia plena,
Dominustecum,
benedicta tu in muliéribus,
et benedictus fructusventris tui Iesus.
Sancta María, Mater Dei,
ora pro nobispeccatoribus,
nunc et in ora mortis nostrae.
Gloria Patri, et Fili, et SpirituiSancto.
Sicuterat in principio, et nunc et semper,
et in
saeccula saeculorum,
amen.
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM