Caros
Fraters a Fallecido la Gran Dama de la Orden Sor. ++ Ana Maria González Gayá, a
la edad de 99 años. Roguemos a Nuestro Señor para que le dé el merecido reposo,
que en vida a sabido ganarse, por el amor que siempre ha profesado a su familia
y a los Hermanos de la Orden.
¡Oh Jesús, único consuelo en las horas eternas
del dolor, único consuelo sostén en el vacío inmenso que la muerte causa entre
los seres queridos! Tú, Señor, a quién los cielos, la tierra y los hombres
vieron llorar en días tristísimos; Tú, Señor, que has llorado a impulsos del
más tierno de los cariños sobre el sepulcro de un amigo predilecto; Tú, ¡oh
Jesús! que te compadeciste del luto de un hogar deshecho y de corazones que en
él gemían sin consuelo; Tú, Padre amantísimo, compadécete también de nuestras lágrimas.
Míralas, Señor, cómo sangre del alma dolorida, por la pérdida de aquel que fue
madre y abuela queridísima, Hermana fiel, cristiana fervorosa. ¡Míralas, Señor,
como tributo sentido que te ofrecemos por su alma, para que la purifiques en tu
sangre preciosísima y la lleves cuanto antes al cielo, si aún no te goza en él!
¡Míralas, Señor, para que nos des fortaleza, paciencia, conformidad con tu
divino querer en esta tremenda prueba que tortura el alma! ¡Míralas, oh dulce,
oh piadosísimo Jesús! y por ellas concédenos que los que aquí en la tierra
hemos vivido atados con los fortísimos lazos de cariño, y ahora lloramos la
ausencia momentánea del ser querido, nos reunamos de nuevo junto a Ti en el
Cielo, para vivir eternamente unidos en tu Corazón. Amén.
Señor, solo
tú eres el dueño de la vida. Nos concedes la gracia de nacer, siempre con un
propósito y del mismo modo nos llamas a tu reino de luz cuando consideras
nuestra misión en la tierra ya está cumplida, no antes ni tampoco después.
Hoy me
presento ante ti con humildad profunda y seguro que mi pedido será escuchado,
para implorar por el alma de Sor. ++Ana Maria González Gayá quien has llamado a
descansar a tu lado. Elevo a ti esta oración, oh señor, porque solo tú eres paz
incluso en medio incluso de las más fuertes tempestades.
Padre
celestial, por favor permite el descanso en el paraíso del alma de quien ya
abandonó este plano terrenal y ha emprendido un viaje al cielo prometido. Tú,
que eres un Dios de amor y perdón, por favor exime las faltas que esta persona
puedo haber cometido y concédele la gracia de la vida eterna.
Te pido
también señor, por aquellos que hoy lloran la partida de un ser querido. A
ellos, abrázalos con tu amor infinito y dales sabiduría para entender lo que
está pasando, tranquilidad para mantener la calma en estos momentos difíciles,
inteligencia para comprender que la mejor manera de honrar a quien ya ha
partido es recordarlo con amor y valentía para que puedan reponerse de la
tristeza y continúen adelante con tu compañía y haciendo tu santa voluntad.
Te agradezco
padre santo, por escuchar mi clamor, que con tanto fervor elevo hacia tus
oídos, para que en un acto de misericordia le brindes la paz y perdón al alma
de quien ya no se encuentra con nosotros y seas tú guiando los pasos y cada una
de las decisiones de quienes, como yo, continuamos disfrutando del regalo más
maravilloso que nos has entregado: el maravilloso regalo de la vida, Amén.
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA