Subrayar después cuán esencial es la oración: Rezar
significa “frecuentar con amistad, pues frecuentamos de tú a tú a Aquel que
sabemos que nos ama”. Como “amicitia quaedam hominis ad Deum”, un tipo de
amistad del hombre con Dios, que ofreció primero su amistad al hombre (Summa
Theologiae II-ΙI, 23, 1). La iniciativa viene de Dios. La oración es vida y se
desarrolla gradualmente al mismo paso con el crecimiento de la vida
cristiana. De ahí la importancia que
atribuye a la meditación de la Pasión y a la Eucaristía, como presencia de
Cristo, en la Iglesia, para la vida de cada creyente y como corazón de la
liturgia. Manifestar un vivo “sensus
Ecclesiae”.
La razón de esto es que para hacer en esta vida el bien,
para vencer las tentaciones, para ejercitarnos en la virtud, en una sola
palabra, para observar totalmente los mandamientos de Dios, no bastan las
gracias recibidas ni las consideraciones y propósitos que hemos hecho, se
necesita sobre todo la ayuda actual de Dios y esta ayuda actual no la concede
Dios Nuestro Señor sino al que reza y persevera en la oración.
En el lenguaje bíblico, el «corazón» indica el centro de la
persona, la sede de sus sentimientos y de sus intenciones. En el corazón del
Redentor adoramos al amor de Dios por la humanidad, su voluntad de salvación
universal, su infinita misericordia. El culto al Sagrado Corazón de Cristo
significa, por tanto, adorar a ese Corazón que, después de habernos amado hasta
el final, fue traspasado por una lanza y desde lo alto de la Cruz derramó
sangre y agua, manantial inagotable de vida nueva.
Siempre atesorar las
enseñanzas de teólogos, literatos y maestros espirituales. Entre los
pasajes más preciosos está el comentario al Padrenuestro, modelo de oración. Y
es esto tan verdadero que en las oscuridades del espíritu, en las miserias y
peligros en que tenemos que vivir sólo hallamos un fundamento para nuestra
esperanza, y es el levantar nuestros ojos a Dios y alcanzar de su misericordia
por la oración nuestra salud eterna.
En nuestra sociedad, a menudo carente de valores
espirituales, nos enseñan a ser testigos incansables de Dios, de su presencia y
de su acción, a sentir realmente esta sed de Dios que existe en nuestro
corazón, este deseo de ver a Dios, de buscarlo, de tener una conversación con
Él.
Oración de perdón
Omnipotente y sempiterno Dios,
mirad al corazón de vuestro amadísimo Hijo
y a las alabanzas y satisfacciones que os dio
en nombre de los pecadores,
y conceded propicio el perdón a los que imploran
vuestra misericordia,
en nombre de vuestro mismo Hijo Jesucristo,
que con Vos vive y reina en unión con el Espíritu Santo,
Dios, por todos los siglos de los siglos.
Amén
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA
GLORIAM