La historia
de Maria Magdalena recuerda a todos una
verdad fundamental discípulo de Cristo es quien, en la experiencia de la
debilidad humana, ha tenido la humildad de pedirle ayuda, ha sido curado por él
y le ha seguido de cerca.
Formo parte
de los discípulos de Cristo, estuvo presente en el momento de su muerte y, en
la madrugada del día de pascua, tuvo la
suerte de ser la primera en ver al redentor resucitado de entre los muertos. La
historia de Maria Magdalena es una de las más conmovedoras del Evangelio y
también de las mas enigmáticas ,la liturgia romana siguiendo la tradición de
los padres latinos identifican los tres pasajes del Evangelio como referente a
la misma mujer, la liturgia griega, siguiendo a los padres griegos, sin embargo
la reconocen como tres mujeres distintas.
En la hora
del calvario junto a Jesús allí estaba ella, cuanto se lo agradecería Jesús y la Virgen Maria. Es
coherente que quien tuvo el amor de exponerse para lavarle los pies al señor
con su cabello fuese capaz de estar con él en la cruz y después permanecer ante
su cuerpo yacente.
Maria
Magdalena con la otra Maria
fueron las primeras en ir al sepulcro el domingo de resurrección, descubriendo
así que alguien había apartado la pesada piedra
del sepulcro del Señor, Jesús resucito en la madrugada, y se apareció
primero a Maria Magdalena, la cual reconoció a Cristo resucitado.
Aquella de
quien dijo que donde quiera que se
predique el Evangelio se dirá lo que ha hecho por Mí, no podía ser excluida
ahora del Evangelio. Es la Mujer que fue fiel a Jesús hasta el final, y que El
escogió para ser testigo de la resurrección ante los apóstoles.
La iglesia
ha venerado a Maria Magdalena como una gran Santa. La que era pecadora tiene un
admirable arrepentimiento, mostrando su gran amor a Jesús y se convierte en una
gran discípula, es por lo tanto un ejemplo del poder liberador de Cristo para
transformar desde el corazón a
quienes se abren a su redención.
María Magdalena es una gran Mujer Resurrecta, símbolo del arrepentimiento
espiritual más absoluto. Maestra de humildad y ejemplo de regeneración femenina
y humana en el más completo sentido de la palabra.
ORACIÓN
Oh! piadosa
enamorada del Salvador, espejo brillante y vivo ejemplo de verdadera conversión
y sincero arrepentimiento; regla y modelo de la vida contemplativa, que durante
treinta y tres años vivisteis en la soledad, ignorada del mundo y escondida a
sus miradas; gustando los movimientos interiores y suaves afectos del amor
divino. Gran Santa que sólo en Jesús encontrabas tu amor, tu paz y tu consuelo,
que merecisteis anunciar a los Apóstoles la Resurrección de nuestro Redentor,
alcanzadme que merezca una centella de aquel amor ardiente que tuviste a Jesús
y la gracia de morir invocando los dulcísimos nombres de Jesús y de María.
Amén.
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA
GLORIAM