Dicen que hay quien domina enteramente el cuerpo, con
fuerte disciplina. Los hay que dominan
la mente y el pensamiento por la concentración y el ejercicio de la meditación.
El Monje Templario es aquel que desea, al menos, unificar el corazón y tenerlo
por entero para el Señor.
Muchos + Hermanos de la Orden llevan un Monje Templario
dentro, que reclama al mismo tiempo la relación amorosa y la unificación
interior.
Cuando la persona da crédito a su vocación primera, la de
estar a solas con Dios solo, en el jardín, para gozar de su amistad más íntima,
llega a ver el destello de la iluminación, alcanza a oír la Palabra de Dios.
Cada uno hemos podido percibir los efectos que se siguen
cuando se lleva una vida dispersa, agitada e inquieta, y lo que se siente y gusta
en el momento en el que se entra al espacio interior, aunque sólo sea por un
instante. La paz del corazón, el gozo sereno, la percepción del susurro amable.
Prueba a dar crédito a lo que algunos testigos han
confesado, para estímulo de sus +Hermanos Templarios: "Nada te turbe, nada
te espante, quien a Dios tiene nada el falta, sólo Dios basta" (Santa
Teresa de Jesús).
Jesucristo nos ha revelado la plenitud humana. Él amó con
corazón de hombre y se entregó hasta el extremo de morir por sus hermanos. A su
vez, Él nos reveló la intimidad que mantuvo con su Padre Dios, secreto de los
que por gracia del Espíritu Santo comprenden dónde está la fuente, el manantial
del amor.
Así +Hermanos busquemos ese Monje Templario en nuestro
interior, y así nos sentiremos más cerca de Dios.
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA GLORIAM