Despiértame,
señor, si me duermo acostado en mis dudas, cobijado con la distracción;
búscame, si me extravió en el laberinto de las calles, por entre los
rascacielos de las cosas inútiles.
Jamás
permitas que mi corazón se doble ante el violento oleaje de la mayoría.
Que yo
mantenga alta mi frente orgulloso de ser
tu servidor.
Dame valor
para enfrentarme al mundo, y no permitas que los que se rían de mí, ahoguen la
verdad que tú, haz sembrado, en los hombres.
Dame valor
para realizar sueños, y fuerza, para hacerlos realidad; y no envidiaré a nadie
a quien en el mundo llamen cuerdo.
¡Lo más
triste no es despedirse, sino no saber hacia a dónde ir!
¡Y lo más
triste no es despedir al que parte, sino no saber dónde y para qué te quedas!
Si toda la
vida es un camino, y toda la vida es una búsqueda, acéptalo, aunque te duela,
toda la vida es una despedida.
¡Y sólo
aprendiste a vivir, cuando aprendiste a despedirte!
Y no habrás
aprendido a caminar en libertad, buscando lo no alcanzado, mientras no te hayas
despedido de lo andado y lo logrado.
La libertad
y la valentía que no tienes para despedirte de todo lo dejado y lo perdido, son
la libertad y la fuerza que te faltan para seguir andando.
Despídete,
de los Hermanos que ya no necesitas, y cuida de ti mismo haciéndote responsable
de tu vida., de lo bueno que viviste, sin apegarte al tiempo que pasó, por
temor del presente y del futuro., de las
ofensas que te hirieron, sin esclavizarte en la prisión del rencor y la
amargura.
NON NOBIS DOMINE NON NOBIS SED NOMINI TUO DA
GLORIAM